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Voto de M R Glez:
4
Documental Presentada en el Festival de Cannes en la sección Quincena de Realizadores, "Todos vós sodes capitáns", del gallego Óliver Laxe, es un ensayo visual a medio camino entre el documental y la ficción, que al tiempo que retrata el Magreb relata la historia de Óliver, un profesor que propone a un grupo de niños rodar una película en Tánger. (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película, que por diecinueve minutos no es un mediometraje, consta de dos partes. La primera trata de un joven director europeo que intenta enseñar qué es el cine a unos críos varones marroquíes haciendo que ellos mismos filmen. Aparentemente es un documental donde se muestran al espectador los entresijos de un film de Laxe sobre el film inacabado de Laxe y unos niños ("spoiler", nota 1). Es la exhibición de cómo elabora su (supuesto) documental. Resultado: no hay avance sino caos y frustración en el proyecto pedagógico; no hay película ni los niños aprenden o filman gran cosa ("spoiler", nota 2). Si los críos querían “una de Hollywood” es porque ya saben qué es el cine (comercial), y si reclaman hacer algo así es porque Laxe ha fracasado en su intento de enseñarles “otro cine”.

Si en la primera parte estaban junto al mar (agua), ahora en la segunda ("spolier", nota 3) lo están en el campo (tierra) y Laxe ha desaparecido totalmente... porque "sólo" está tras la cámara, eligiendo los planos, su duración, la fotografía, seleccionado sólo parte de lo filmando y montándolo así y no asá, etc. Si la primera es un dudoso documental, la segunda no digamos: cierto que no hay actores profesionales al hacer cada uno de sí mismo, y cierto que tampoco hay guión, salvo un esbozo muy débil con mucha improvisación, mas esas dos cosas no lo convierten en documental. Sin embargo, e incluso con su final abierto, la segunda es muy distinta a la primera y creemos que en ese contraste está el corazón de esta obra menor: en la primera el director es también “actor”, y es un film acabado sobre otro que no pudo acabarse; en la segunda se quiere que el director ejerza como tal tras la cámara, y el resultado es un film de ficción disfrazado de documental donde las escenas fluyen como no lo hacían en la parte uno, y donde la “ausencia” de Laxe es en realidad la asunción completa de su rol, mientras en la primera su presencia filmada fue probablemente una de las causas del fracaso. El director “dentro” y el distanciamiento del espectador en la parte uno (que no ve un film, sino cómo se intentó hacer, sobre todo en la escena repetida); el director “fuera”, en la dos, y la mayor fluidez a la hora de mostrar la vida, lo real, lo que hay, la acción de los niños, que ya no filman ("spoiler", nota 4).

Consideramos por tanto esta obra no un documental, o al menos que no está claro que lo sea (es una opinión discutible, por supuesto), sino una reflexión sobre el cine y su lenguaje, más lograda o menos, y de ahí esas dos partes.

La elección de un blanco y negro , y tan contrastado, no está claro haya sido la mejor: se pierde la luz y el color del país, de su agua, de su naturaleza, como se medioadivina en las imágenes finales. La obra pierde así riqueza.

La juventud de Laxe en ese año (veintiocho) no debe ser olvidada..., aunque también es cierto que “Un perro andaluz” de Buñuel y el episodio de Erice en "Los desafíos" fueron hechos con veintinueve, o "Los motivos de Berta”, de J. L Guerín, con veinticuatro. Sea como fuere, era muy joven, y los premios, prueba de que apuntaba maneras, como se ha visto años después en “O que arde”, injustamente humillada en unos Goya rendidos al ego de Almodólar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
M R Glez
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