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España España · Madrid
Voto de Lupina:
2
Serie de TV. Documental Miniserie de TV (2019). 5 episodios. Relato documental que analiza e investiga uno de los crímenes más mediáticos de la historia de España. Este triple asesinato convulsionó en 1992 los cimientos de la sociedad española y cruzó fronteras, no solo por su brutalidad sino también por la impactante retransmisión y cobertura que los medios hicieron de él. Producida por Bambú Producciones, equipo responsable de "Lo que la verdad esconde: El caso Asunta". [+]
12 de abril de 2020
22 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando te has esmerado en bucear en las aguas oscuras de este caso, que te repitan que dos atracadores de pacotilla fueron capaces de torturar prolongadamente y hasta la muerte a tres chicas, es un insulto.

Cuando has llegado hasta la Ilustre Degeneración y sabes de lo que las altas esferas son capaces y todo ello te encaja con el perfil de este crimen, este documental te parece un sketch de Miliki.

Cuando has escuchado los podcast de Juan Ignacio Blanco, narrando cómo se ha arruinado la vida investigando hasta la saciedad y averiguando información que cambiaría el rumbo e Historia de este país de ser anunciada, este documental resulta un insulto al espectador.

Cuando conoces de cerca a Fernando, te acercas a imaginar -jamás lo sabremos- el dolor que pudo llegar a sentir en el pecho y aún siente, ese mismo dolor que le hizo dejar todo para tratar de averiguar quién torturó a su hija hasta la muerte, ese plano picado y esa entrevista vacía son un insulto.

Cuando has buceado en foros, leído desesperadamente para saber qué pasó y llegas a la irrefutable respuesta de que, por supuesto, detrás de este crimen hubo involucrada gente de poder en lo que seguramente fue un chantaje al Estado por parte de magnates dueños del 80% del dinero de este país, que me muestren que Miguel Ricart, cabeza de turco, un hombre torpe y sin cabeza, fue cómplice de este crimen, es un insulto a mi inteligencia y a mi cultura.

Que oigas en entrevistas decir al director que nunca le había interesado este caso, que lo hizo por encargo, e intuyes que no se ha metido las manos en el barro de forocoches, de burbujainfo, de libros que no te dejarán dormir, ni ha llegado a Macastre ni a Gargantaprofunda, te sientes insultado como espectador.

Y es que estoy muy harta, me ha costado AÑOS sumir que nunca jamás sabremos la verdad, como para que vuelvan con sus panfletos de propaganda blanca a dar pasos de gigante hacia atrás, a propagar en Netflix al alcance de millones de espectadores la misma mentira; da igual que abran las incógnitas, que por un momento te emociones y pienses que, quizá, lleguen a una media verdad o al menos a las preguntas acertadas; da igual, porque al final lo asocian todo a un crimen feminicida, cuando nada tuvo que ver: este crimen cambió el rumbo de este país, no fue un crimen sexual, fue algo inmenso, planeado, maquiavélico, tejido por arañas que son dueños de islas y de nuestras vidas. Pero, mosquitas espectadoras: caed.

No, los conspiranoicos no estamos locos: la locura es creer que Anglés sobrevivió al salto que un quinto piso, creer que aunque haya vellos púbicos de varios varones sólo fueron violadas por un criminal, creer que todo sucedió en una noche a pesar de las pruebas forenses; lo fácil es llamar loco a Juan Ignacio Blanco, oportunista a un padre que se destrozó la vida con este caso; lo fácil es creerse todo lo que te cuentan, creerse este documental, e irse a dormir tranquilamente, como si nada hubiera pasado, como si no vivieras enrollado en la tela de una araña.
Lupina
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