Sólo aguanté 90 minutos de sus 137 totales (la resistencia de mi espíritu ya no daba para más!), aunque agradezco la compañía de Amy Adams -cada vez mejor actriz- que me hizo más amena la sesión de tortura a pesar de su rol, también desquiciado pero menos críptico, diría...

El look de la peli estimable, Laura Dern pasaba por allí un rato y los actores se entregan, sí, pero Phoenix satura a estas alturas del 'método' (¿que tal una temporadita de reposo junto a Anderson, en algún buen balneario y ceeero alcohol? je, je).

Y nada, que me quedé con ganas de saber algo con más fun-da-men-to sobre la Cienciología, que no sea la mera aproximación entre discípulo y maestro, pero me quedé con las ganas y me castigaron como al c*jonero de la película, glups... Otra vez será, espero, que al parecer las reencarnaciones son laaaargas ;)