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Voto de Rick el acomodador:
10
Drama Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue un parto difícil, el del ángel exterminador, pero valió la pena. El alumbramiento comenzó en 1957. Luis Buñuel trabajó el guión a partir de la obra “Los náufragos”, de José Bergamín. En un principio, Buñuel y el productor Manuel Barbachano Ponce, querían que se llamase “Los náufragos de la calle Providencia”, y que llegara a ser un cortometraje de dos bobinas bajo la dirección de Carlos Velo. El destino no lo quiso así, y “el genio de Calanda” fue de nuevo reconocido mundialmente tras el estreno de su española “Viridiana”. Con los premios obtenidos como aval, allá en Méjico, el productor Gustavo Alatriste no dudó en dar a Buñuel “carta blanca” para desarrollar el guión primitivo y convertirlo en un largometraje.

“… el año anterior, en Madrid, José Bergamín me había hablado de una obra de teatro que quería titular “El ángel exterminador”. El título me pareció magnífico, y dije: Si yo veo eso en un cartel, entro inmediatamente en la sala. Le escribí desde México para pedirle noticias de su obra… y de su título. Me respondió que la obra no estaba escrita y que, de todos modos, el título no le pertenecía, que estaba en el Apocalipsis. Podía cogerlo, me dijo, sin ningún problema; cosa que hice, dándole las gracias.”

La criatura salió del huevo en 1962. Buñuel siempre se lamentó de no haber podido rodar la película en Europa, con más medios.

“… en México, pese a la belleza de la casa, pese a mis esfuerzos por elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México, padecí una cierta pobreza, por ejemplo en la mediocre calidad de las servilletas. No pude enseñar más que una, y esa, era de la maquilladora que me la prestó.”

Inolvidables Silvia Pinal, como Leticia, “la valkiria”; las ovejas, y el oso más polémico de la historia del celuloide.

Estamos ante una obra maestra del cine. Una muestra evidente de que el cine es arte, antes que nada, porque no puede explicarse. Hay que sentirlo y disfrutar de las emociones que nos provoca. Una de esas veces en las que lo mejor es echar mano de aquella cita de Mariano José de Larra: “Las teorías, las doctrinas y los sistemas, se explican; los sentimientos se sienten.”
Rick el acomodador
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