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Voto de Rick el acomodador:
5
Drama. Intriga Una novelista que ha dejado de escribir rastrea una historia real sucedida en los últimos días de la Guerra Civil: el escritor y falangista Rafael Sánchez Mazas fue fusilado junto a otros cincuenta prisioneros, pero logró huir y esconderse en un bosque. Al parecer, un soldado de los que peinaban la zona para capturarlo lo encontró, pero lo dejó escapar. La escritora recompone las piezas de este rompecabezas plagado de contradicciones y ... [+]
2 de abril de 2010
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela de Cercas, aunque tramposilla, me gustó. Las 30 últimas páginas son las únicas culpables de que no le echemos en cara las 180 primeras, pero está bien. Bien está - dicen - lo que bien acaba, y la novela de Cercas acaba muy bien.

Al encarar el guión de este proyecto, me pregunto si el mayor fallo del menor de los Trueba, estuvo en su amor ciego a la mediocre Ariadna, o en no haberse dado cuenta de que el original no soportaba más trampas, trucos y costurones.

A Trueba no le sale hacer una historia de mujeres donde no la había. No culpo a María Botto, que hace lo que puede. Es la única mujer viva en una relación lésbica que no encaja ni a martillazos. A David no le sale dirigir a quien ama. Otros han sacado más de Ariadna Gil. Agustín Díaz Yanes, sin ir más lejos, la hace bastante más creíble y expresiva dejándola callada en "Solo quiero caminar".

De hecho, a David, en esta cinta, no le sale casi nada... Y sin embargo, probablemente recordaré siempre la cara de Ramón Fontserè como Sanchez Mazas, y al soldado republicano bailando el pasodoble "Suspiros de España", abrazado a su fusil de asalto. Ya son dos escenas, que diría Wellman. De ahí mi aprobado.

Trueba también busca que los últimos minutos de su obra nos embarguen de emoción, y nos hagan olvidar el sopor y la incredulidad que nos han llevado hasta ese momento mágico, en el que aparece Miralles en escena. Con Joan Dalmau, Trueba ya creía haber acertado tanto, que tras lo mejor de la novela recitado por la voz cálida, rota y solemne del actorazo, se toma la licencia de dejar lloriquear a su musa, gritona y desagradablemente, en una postura imposible dentro del taxi, y verbalizando con torpeza una reflexión interior, que cuando la lees en la novela, ya sabes que, el que la piensa, no la dice para no oir mentiras en su boca.

Era fácil fundir en blanco, con el foco alejándose de Miralles, grabar en off la reflexión de tu musa - así bastante menos forzada - y encadenar con la página en blanco en la que ella comienza a escribir esa frase retórica, con la que ni siquiera comienza la novela... Pero, supongo que hubiese sido feo robarle una escena dramática a una Ariadna tan necesitada de sentir la sangre en sus venas... ¿no? Lo bien que esta chica hacía de moribunda en "Alatriste". Claro, también la dirigía allí el bueno de Agustín. Hubiese bordado el papel de Leonor Watling en "Hable con ella". Almodovar (y léase esto bajito) debió de elegir a Leonor por tener mejor desnudo... ¡vaya cuerpo se gasta la Watling!

En fin, los pecados del amor se te perdonarán David, pero un ciego no debería dirigir una película. Por meterla a ella con calzador, hasta has torcido tus bienintencionados renglones de guionista.

David, te deseo de corazón que tu amor por ella perdure toda la vida. Si no, hasta te arrepentirás de haber tenido que usar martillo y calzador para perpetrar esta adaptación de Cercas.
Rick el acomodador
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