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Voto de Melón tajá en mano:
2
Comedia Para Nick, Kurt y Dale, la única solución para hacer su rutina diaria más tolerable sería hacer desaparecer a sus insoportables jefes. Con la ayuda de unas copas de más y el consejo poco fiable de un expresidiario buscavidas, los tres idean un enrevesado e infalible plan para deshacerse para siempre de sus superiores. El único problema es que el plan es tan infalible como el cerebro que lo concibe. (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2011
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Receta para hacer una comedia insípida y de imposible digestión:

1. Corta sin delicadeza tres protagonistas varones. No hace falta que sean
buenos. Cuanta menos capacidad tengan para hacernos reír, mejor.

2. Ponlos en agua hirviendo y por separado. Cada uno con su conflicto,
cuanto más estúpido mejor.

3. Olvídate de la sal y la pimienta, simplemente échale un buen puñado de
diálogos banales sobre preocupaciones intranscendentes.

4. Mételos en el horno durante poco más de hora y media.

5. Ya está listo. Prepárate para pasar mucha hambre.

Hay veces que vas al cine como si fueras a un sitio de comida basura. Sólo quieres comer, no importa la calidad. Cuanto más guarro y más cerdo te pongas, mejor que mejor. Es difícil que salgas enfadado ya que te han dado lo que pedías. Pero llega un punto en el que, de tanto comer basura, te pones delicado y ya no te vale cualquier cosa.

Si Seth Gordon (director de esta patraña incomestible) montase una cadena de comida basura el negocio le haría aguas por todos lados. Bueno, en realidad ya lo ha montado. Y tiene forma de película, que jode más. ‘Horrible bosses’ es eso: horrible. Demasiado para ser verdad. Lo único que nos une a los protagonistas son las ganas de matar a sus jefes. Ellos a los suyos y nosotros a los creadores de otra de esas comedias que marcarán una época olvidable.

Ni Kevin Spacey en su salsa, ni una picante Jennifer Aniston en una de sus mejores interpretaciones, ni Colin Farrell puesto de coca ni Jamie Foxx haciendo autoparodia consiguen engancharte a una comedia que se pierde en los quiebros de una estructura que, además de no ser nada original, tampoco viene a cuento de nada. Por lo menos el director tiene la decencia de cerrarla hábilmente con un giro final decente y, por tanto, nada acorde con el resto de metraje.

Juro que he visto vídeos de bodas en VHS mejores que esta película, la cual carece de interés y te condena al aburrimiento en una sala fría donde parece que no estén proyectando nada. Y es en ese silencio donde descubres que lo que se escucha no son risas sino los jugos gástricos de un montón de estómagos que, después de probar la receta que os contaba al principio, quedaron hambrientos de risa. Era de esperar.
Melón tajá en mano
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