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Voto de Melón tajá en mano:
4
Thriller. Drama En 1965, durante una misión secreta en Berlín oriental, tres jóvenes agentes del Mossad (servicio de inteligencia israelí) capturan a un importante criminal de guerra nazi, antiguo médico conocido por sus sádicos experimentos durante la II Guerra Mundial en el campo de Birkenau. La misión no salió como estaba planeada, pero ellos se convirtieron en héroes. Sin embargo, treinta años después, en 1997, algo sucede que cambia de nuevo la ... [+]
13 de octubre de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El montaje, con idas y venidas excesivamente rápidas desde las primeras escenas, genera confusión y un ritmo torpe que siembra demasiadas dudas sobre su destino. El montaje en paralelo definitivamente no ayuda a que escuchemos el pistoletazo de salida. Y eso en este género se paga caro. Carísimo.

También sabemos que el conflicto amoroso entre dos hombres y una mujer es uno de los cebos más usados de la historia del cine. Solo que en este caso el anzuelo no atrapa un pulpo sino una lata de sardinas en escabeche. La relación a tres, además de no funcionar, sólo sirve de lastre entre dos historias paralelas que se entrecruzan con demasiadas dificultades debido a un abuso inexplicable del flashback.

Una vez superada la primera media hora de guión torpe y azaroso, la película se recoloca y consigue centrarse en lo que de verdad importa y mejor funciona: el flashback que nos remonta al Berlín de mitad de los sesenta. El segundo acto de esta cinta, sin jugar del todo al ataque, sí es de primera división. Muchas de las secuencias de acción resultan de lo más convincentes, otras tiran demasiado del tópico y están cerca de aguarnos la fiesta con esa terrible sensación de haber visto esta película un millón de veces después de comer y antes de dormir. Aún así la tensión consigue mantenerse a flote.

Lo sorprendente es que Madden se dedica a darnos un tercer acto tan masticado que se convierte automáticamente en una bola intrascendente en nuestro paladar. El flashback deja de ser un recurso útil y pasa a ser un elemento cansino que conduce la historia al callejón sin salida de siempre: ese donde las emociones se explican con palabras y diálogos en off en lugar de resolverse con imágenes.

Los actores que interpretan a los protagonistas en el presente son infinitamente más brillantes que los de 1966, pero la trama más jugosa (y realizada de forma encomiable) la viven estos segundos, dejando a un actor de la talla de Tom Wilkinson huérfano de todo gancho y a una mediocre Helen Mirren como máxima responsable de una carga dramática que le queda más grande que una túnica de Falete a Enrique San Francisco.

Tanto el tema de la cinta como el supuesto background de sus protagonistas necesitan más metraje. Pero visto lo visto quizá eran demasiadas aspiraciones para un director que no pasa de correcto. ‘The debt’ no sólo no mejora su versión original sino que engorda de mala manera la infinita lista de películas que forman parte de una de las etapas más negras que jamás ha atravesado Hollywood en cuanto a imaginación y capacidad de riesgo se refiere. Esta época donde se siguen sumando películas que no hacen más que restar.
Melón tajá en mano
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