Una película con mucho carisma, que hace fácil encariñarse con ella.

Si bien está calificada como perteneciente al género terror, yo diría que lo más importante aquí no es el miedo al vengativo espantapájaros, que seamos justos, realmente no da miedo, sino la culpa que tienen quienes asesinaron injustamente a ese pobre muchacho y el sentimiento puro de amistad de su única amiga, quien fue salvada por él en vez de atacada, como pensaban quienes le "ajusticiaron".

Tiene un aire completamente clásico, de la vieja usanza, que le da una ambientación que no es de tensión ni incomodidad, sino por el contrario, de mucha soltura y fluidez en los hermosos campos en que transcurre la cinta.

Insisto, lo que hace tan bella a esta película no es la violencia explícita, ni el terror, ni la complejidad de trama (cosas que no tiene en absoluto), sino su simpleza, su originalidad y su desarrollo prolijo y entretenido, que la convierte en atractiva para disfrutar algo light y sin sensaciones tremendas, que a veces es lo preferible.