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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Drama. Comedia Tres años antes de la crisis mundial del 2008 originada por las hipotecas subprime que hundió prácticamente el sistema financiero global, cuatro tipos fuera del sistema fueron los únicos que vislumbraron que todo el mercado hipotecario iba a quebrar. Decidieron entonces hacer algo insólito: apostar contra el mercado de la vivienda a la baja, en contra de cualquier criterio lógico en aquella época... Adaptación del libro “La gran ... [+]
30 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gran apuesta

Esta muy buena película se desarrolla sobre la misma línea temática que ya lo hicieron en su momento las no menos notables "El lobo de Wall Street", "Margin Call" o " Inside Job", al socaire del vendaval que estremeció los cimientos de la economía norteamericana en el 2007 provocado por el pinchazo de la bubuja inmobiliaria.
"La gran apuesta", basada en hechos reales, nos cuenta la historia de un grupo de audaces y avispados propietarios de fondos de inversión que anticipan la debacle y apuestan a la contra.
A mi modo de ver, la cinta cuenta con algunas virtudes que la distinguen. Entre ellas el ritmo endemoniado de sus imágenes que no te permiten un segundo de respiro; una música potente, a ratos estridente, que acompaña muy bien en los momentos de mayor tensión narrativa; un grupo de competentes actores -ustedes los reconocerán de inmediato- que ofician con magistral acierto haciendo sus peripecias absolutamente creíbles y además, es eficazmente didáctica para lo que Adam McKay, su director, recurre a sencillos ejemplos de la vida cotidiana a fin de ilustrar lo que en la jerga financiera puede parecer endiabladamente complicado.
No se dejen ustedes aturdir y procuren no extraviarse por el intrincado laberinto de las subprime, swaps, CDS, CDO (o los CDO sintéticos, que es ya la más pestilente letrina en la que un inversor se pueda aventurar), hedge funds, rating, ventas a corto u otros derivados como forwards, futuros y opciones.
Si no lo entienden no se preocupen, los que los vendieron tampoco y menos aún los que los compraron con anterioridad porque estos fondos, desde su origen, vienen envueltos y empaquetados tantas veces con productos de estercolero que cuando los abres su hedor alcanza un radio considerable.
A pesar de lo farragoso de muchos de sus diálogos, la película, finalmente, se digiere sin dificultad; entenderán perfectamente el problema de fondo, lo que pasó y los porqués del cataclismo, la historia les va a entretener muchísimo, saldrán con la sensación de haber aprendido algo y descubierto algunos de los más sombríos recovecos que conforman la cueva de Alí Babá en la que resignadamente habitamos.
Ah, tan sólo una advertencia. A todas aquellas apasionadas admiradoras (y admiradores) de Brad Pitt, movidos por el comprensible afán de babear por su ídolo, les prevengo: aparece tarde y cuando lo hace sus intervenciones son muy breves y espaciadas. Quedan avisadas (y avisados). Eso sí, Ben Rickert, el personaje que interpreta Brad, es el paradigma de un pacífico y elegante delfín rodeado por miles de tiburones. Algo es algo.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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