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Voto de Rómulo:
7
2 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De caballos y de hombres
Por razones complejas que ahora no vienen al caso detallar, las películas cada vez permanecen menos tiempo en cartelera. “De caballos y de hombres” es una de ellas y casi se me escapa. Pude verla en el último momento cuando ya estaba a punto de desaparecer.
Esta hermosa cinta islandesa es la ópera prima de B. Erlingsson, director y guionista en este caso. Y permitánme decirles que fue un feliz hallazgo. Se trata de una pelicula soberbia, de imagenes potentes, poderosas, algunas brutales para nuestra delicada sensibilidad citadina.
Está contada, además, de manera cruda, directa, sin ningún tipo de concesiones y el elenco de actores cumple su labor con sobrada solvencia para transmitirnos sus peripecias domésticas con absoluta veracidad. En un ambiente rural, difícil, escarpado y frío de las hinóspitas regiones de Islandia, filmada en un estilo casi documental, los hombres y mujeres de una pequeña localidad conviven, entre ellos y con los animales, apegados a leyes que imponen las duras condiciones de la naturaleza en la que habitan y ajenos a las costumbres sofisticadas de nuestras grandes ciudades.
Al final, al iluminarse la sala y todavía deslumbrado por lo que acabo de ver, escucho a una muchacha que, al salir, le dice a su pareja: “Jo, tío, que gente más bestia, ¿no?”. Es la constatación inequívoca de que lo que acabo de ver es una notable producción que ha merecido la pena.
Emilio Castelló Barreneche
Por razones complejas que ahora no vienen al caso detallar, las películas cada vez permanecen menos tiempo en cartelera. “De caballos y de hombres” es una de ellas y casi se me escapa. Pude verla en el último momento cuando ya estaba a punto de desaparecer.
Esta hermosa cinta islandesa es la ópera prima de B. Erlingsson, director y guionista en este caso. Y permitánme decirles que fue un feliz hallazgo. Se trata de una pelicula soberbia, de imagenes potentes, poderosas, algunas brutales para nuestra delicada sensibilidad citadina.
Está contada, además, de manera cruda, directa, sin ningún tipo de concesiones y el elenco de actores cumple su labor con sobrada solvencia para transmitirnos sus peripecias domésticas con absoluta veracidad. En un ambiente rural, difícil, escarpado y frío de las hinóspitas regiones de Islandia, filmada en un estilo casi documental, los hombres y mujeres de una pequeña localidad conviven, entre ellos y con los animales, apegados a leyes que imponen las duras condiciones de la naturaleza en la que habitan y ajenos a las costumbres sofisticadas de nuestras grandes ciudades.
Al final, al iluminarse la sala y todavía deslumbrado por lo que acabo de ver, escucho a una muchacha que, al salir, le dice a su pareja: “Jo, tío, que gente más bestia, ¿no?”. Es la constatación inequívoca de que lo que acabo de ver es una notable producción que ha merecido la pena.
Emilio Castelló Barreneche