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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Drama. Comedia Gloria tiene 58 años y está sola en la vida. Para compensar el vacío, llena sus días de actividades y por las noches busca el amor en el mundo de las fiestas para solteros adultos, donde solo consigue perderse en una serie de aventuras sin sentido. Esta frágil felicidad en la que vive se altera cuando conoce a Rodolfo, un hombre de 65 años, recientemente separado, que se obsesiona con ella. (FILMAFFINITY)
26 de diciembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gloria

El pasado mes de octubre vi y reseñé aquí “Disobedience”, una película inglesa que me dejó un magnífico sabor de boca. El cine inglés, como ya he repetido en más de una ocasión, me atrae de manera irresistible. Posee personalidad propia, es normalmente pulcro, muy profesional, mantiene siempre ese tono acadimicista que a mí tanto me gusta y los actores británicos son excelentes y se reproducen como las setas. Pero para mi sorpresa, esta producción británica estaba dirigida por Sebastián Lelio, un cineasta de nacionalidad chilena, aunque nacido en Argentina, y del que no había visto nada con anterioridad.
A partir de ese momento me prometo no perder su rastro. Sigo la recomendación de un buen amigo y busco en las redes “Gloria”, una película que Lelio filmó hace cinco años. Compruebo de nuevo que este hombre lleva el cine en la sangre. Sigo con fruicción y casi sin un parpadeo las andanzas de Gloria, una mujer que frisa los sesenta, ilustrada, de clase media, con un buen trabajo, goza de desahogado nivel económico, está divorciada y cada día lucha contra su soledad sin volverle la cara a la vida, contra viento y marea, a pesar de los muchos sinsabores, decepciones y contrariedades que esta etapa otoñal interpone en su camino.
Gloria busca desesperadamente la compañía de un hombre, alguien con quien compartir el advenimiento de un ocaso que ya presiente cercano y acude con cierta asiduidad al mismo local de baile en donde se reúne con personas de su edad. Y uno termina por enamorarse de su vitalidad, valentía y la extraña naturalidad con que enfrenta sus contratiempos, la fe con la que renueva su esperanza, su lúcida comprensión del mundo. Gloria es una mujer de su tiempo, inteligente, no rehuye el sexo cuando lo considera oportuno y vive sin permitir que la tragedia traspase la frontera de lo razonable.
Paulina García, esa espléndida actriz chilena, es quien reproduce cada mirada, gesto y ademán de Gloria, su refinado sentido del humor, el tono pausado, elegante y cadencioso con el que desgrana su texto. Y en un apoteósico final cargado de simbolismo, suena -en la popular versión de Umberto Tozzi- “Gloria” y será ahí, en la pista de baile, mezclada entre el gentío, donde Gloria, una vez más, renacerá, como un ave mitológica, para cerrar y dar por terminado otro doloroso capítulo de su vida.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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