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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Drama Naima (Mina Farid) tiene 16 años y vive en Cannes. Mientras se da a sí misma el verano como plazo para elegir lo que quiere hacer con su vida, su prima Sofia (Zahia Dehar), de 22 años y con un estilo de vida tan desenfadado como atrayente, viene a pasar las vacaciones con ella. Juntas vivirán un verano inolvidable. (FILMAFFINITY)
26 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una chica fácil - Une fille facile

Lo que a principios del siglo pasado no era sino un pequeño pueblo de pescadores se fue transformando con el tiempo en uno de los lugares de la Costa Azul más cotizados del turismo internacional. El prestigioso festival de cine que cada año, desde 1946, se celebra en la ciudad de Cannes supuso el empujón definitivo que dio relumbrón a esta localidad de la Provenza francesa. Sus veranos son cálidos y luminosos, reúne a lo más selecto de la sociedad europea y el Boulevard de la Croisette, su principal avenida, recorre una costa trufada de bellas playas en la que lujosos yates, exclusivas boutiques, discotecas, terrazas y restaurantes componen un pintoresco cuadro bullicioso y festivo.
Y es en este escenario donde la directora y guionista parisina Rebecca Zlotowski teje la red argumental de su última película, “Una chica fácil”. Y a medida que la cinta avanza me es imposible no percibir nítidas resonancias del cine de Rohmer, que junto a cineastas como Rivette, Godard, Truffaut o Chabrol, formaron parte de la época más deslumbrante del cine galo. De manera que la cinta contiene muchas evocaciones que distinguen su cine como el dulce sopor de una siesta de verano arrullado por el rumor de las olas. Es reconocible en la forma desenfadada de abordar el sexo, la naturalidad con la que se aceptan las pequeñas frustaciones cotidianas a las que nos enfrenta la vida, la resignación callada de la pérdida o la desdramatización del dolor y la tristeza.
Naima -excelente debut de la actriz Mina Farid- tiene 16 años, vive con su madre en Cannes y una vez terminado el curso escolar se dispone a disfrutar de unas merecidas vacaciones. Poco a poco, Naima, entre la fascinación y el asombro, descubrirá la árida realidad de un mundo desconocido. Ese verano vivirá una experiencia vital que descorrerá el velo de su inocencia, supondrá el brusco despertar a la vida adulta y un salto de la adolescencia a la madurez sin posibilidad de retorno.
El cine de Zlotowski es parsiminioso, sereno, un tanto místico, sin que el vértigo de la prisa acelere tus pulsaciones; te envuelve la plácida sensación de estar paladeando un relato lúcido e inteligente, bien cimentado; es parco en diálogos pero de una profundidad que invita a la reflexión mientras el difícil ejercicio de la sencillez sobrevuela a lo largo del guion. El desenlace, aunque humillante y doloroso para nuestra joven protagonista, encierra, al mismo tiempo tiempo, una valiosa enseñanza que Naima asimilará sabiamente.
Zlotowski no juzga y bajo su ingrávida y aparente ligereza se esconde una cineasta de muchos quilates. Es muy posible que esta película, mis improbables lectores, no satisfaga a muchos, sobre todo, a un público poco habituado a la sutileza de un cine poco explícito que sugiere más que muestra e interroga más que alecciona.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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