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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Drama Álvaro (Javier Gutiérrez) se separa de su mujer, Amanda (María León), una exultante escritora de best‐sellers, y decide afrontar su sueño: escribir una gran novela. Pero es incapaz; no tiene talento ni imaginación... Guiado por su profesor de escritura (Antonio de la Torre), indaga en los pilares de la novela, hasta que un día descubre que la ficción se escribe con la realidad. Álvaro comienza a manipular a sus vecinos y amistades para ... [+]
25 de enero de 2018
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El autor

"Lo peor es cuando has terminado un capítulo y la máquina de escribir no aplaude." Orson Welles

Quién no conoce a Javier Cercas, ese extremeño de nacimiento y catalán de adopción que, aparte de escribir de maravilla, goza hoy de una bien ganada fama internacional ya que sus novelas han sido traducidas a varios idiomas y devoradas por millones de lectores en medio mundo. Pero en el 87 tenía 25 años y era un gran desconocido. Fue entonces cuando publicó su primer libro, que contenía cinco relatos cortos. Y "El móvil" cerraba la serie.
Pues bien, Manuel Martín Cuenca ha tenido el buen criterio -o el acierto- de basarse en esta breve historia para dirigir "El Autor" y le ha salido una película tan atípica como chocante, pero sorprendentemente cautivadora. Y no les miento si les digo cómo me cuesta calificar este trabajo y, sobre todo, en qué género situarlo. Porque la joya en cuestión mezcla ingredientes tales como el humor más casposo, finísima ironía, buenas dosis de sarcasmo, hilaridad y dramatismo, auténtico esperpento pata negra y continuos e inteligentes giros de guion que la convierten, además, en un apasionante thriller cuyo electrizante desenlace es totalmente impredecible.
Tan espectacular como creíble y absorbente resulta la actuación de Javier Gutiérrez interpretando a Álvaro, un redomado imbécil con ínfulas de escritor, poseído de una desmedida vocación, pero carente de cualquier semejanza con esa cosa tan compleja a la que llamamos talento. Y por mucho que ponga los genitales sobre su mesa de trabajo, si faltan otros atributos, de poco le va a valer, desgraciadamente, tan estrambótico intento.
Martín encierra a su personaje en una comunidad de vecinos cuyas circunstancias vitales, todas de muy distinta índole, deberán ayudar a Álvaro -pues su nula imaginación no le permite otra alternativa- como base argumental de la novela que tercamente pretende escribir. Pero en su obsesiva indagación, como siempre ocurre, los resultados a los que conduce la estupidez son más consecuentes en la realidad que en la ficción por lo que, al final, el burlador resulta patéticamente burlado.
Tanto Antonio de la Torre, como María León y Adelfa Calvo están inspiradísimos en esta bendita chifladura que Manuel Martín Cuenca nos ha servido en vajilla de fina porcelana. No se la pierdan. Es casi un ruego.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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