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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Drama. Comedia En una pequeña población francesa, el juez Michel Racine es presidente de un temido tribunal de lo penal. Tan duro consigo mismo como con los demás, es apodado "el juez de las dos cifras": con él, siempre caen más de diez años. Todo cambia el día en que Racine se topa con Ditte Lorensen-Coteret. Ella es miembro del jurado que va a juzgar a un hombre acusado de homicidio. Seis años antes, Racine estuvo enamorado de esta mujer, ... [+]
22 de abril de 2016
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El juez

El cine francés atraviesa una época dulce, prolífica. Numerosas producciones vienen ocupando con asiduidad las pantallas de nuestros cines y aunque no todas vuelen a la misma altura, como ocurre, por otra parte, en cualquier actividad, la media arroja un nada desdeñable nivel de excelencia. Para los amantes del cine, esta es una buena noticia, nos reconforta y reafirma en la idea de que el corazón que impulsa la maquinaria de esta maravillosa industria, goza, al menos en ese país, de saludable vitalidad. "El juez" es el último trabajo del veterano director Christian Vincent, del que ya hemos visto otras espléndidas realizaciones como "La cocinera del presidente".
Así como las irrepetibles "Testigo de cargo", "Doce hombres sin piedad" e incluso, en buena medida, "Matar a un ruiseñor", por citar algunas de las más paradigmáticas del género, centran la trama en demostrar la culpabilidad o inocencia del reo a través de formidables combates de esgrima dialéctica, astutas trampas, giros inesperados y una portentosa capacidad deductiva poco comunes de sus protagonistas, "El juez" nos revela la cara que se oculta tras las bambalinas de un tribunal de lo penal en alguna comarca de la provincia francesa.
Se trata de una cinta distinta, delicada, hecha con enorme sensibilidad, espontánea, brillantemente didáctica y, sobre todo, ilumina una zona que no habíamos contemplado antes. A los profanos, tan necesitados siempre de magisterio, nos ilustrará sobre los escrupulosos procedimientos y la liturgia -no exenta de cierto boato escénico- que hacen posible el desarrollo de un juicio en nuestro país vecino. La infinita paciencia, contención, ética y respeto de su Presidente, Michel Racine -interpretado magistralmente, nunca mejor dicho, por el laureado Fabrice Luchini- hacia el acusado y el resto de los integrantes de la causa es toda una invaluable enseñanza.
Y por otro lado, nos mostrará su lado más humano, despojado ya de la pompa de su investidura; la complicada vida personal de este hombre honesto, de conducta intachable, comprometido moralmente con la responsabilidad de su cargo y los valores que representa, frente a la hostilidad que padece por defender su independencia en el entorno profesional más próximo; sus recurrentes manías, el frágil andiamaje que sustenta su vida doméstica, sus inseguridades y también la arrebatadora ola de emociones que experimenta ante la casual contingencia en la que el destino le coloca.
Un película, en fin, que nos somete a una profunda reflexión, nos enseña y, al terminar, nos deja la agradable sensación de haber recibido una apasionante lección de lo más provechosa.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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