Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Thriller. Drama Madrid, verano de 2011. Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa conviven en un Madrid más caluroso, violento y caótico que nunca. En este contexto, los inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) deben encontrar al que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. Esta caza contrarreloj les hará darse cuenta de algo que nunca ... [+]
13 de noviembre de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Dios nos perdone

Estamos de plácemes. Hace tan solo unas semanas reseñé aquí "Tarde para la ira" una espléndida película española que bien podría haber firmado cualquier director de prestigio. Y volver hoy a destacar otra realización de nuestro cine es motivo de celebración, pues no siempre existen, en tan breve tiempo, razones para ello.
He visto sin parpadear y absolutamente atónito "Que Dios nos perdone", un thriller dirigido por un joven malagueño, Rodrigo Sorogoyen, autor también del guion a dos manos con Isabel Peña. Con todo merecimiento su película recibió en el pasado Festival de Cine de San Sebastián el premio al mejor guion y ha sido nominada, además, a la mejor dirección novel para la próxima edición de los Goya.
"Que Dios nos perdone" posee una poderosa fuerza narrativa, es potente y muy emocionante, está estupendamente bien contada, te atrapa desde el comienzo, sigues la trama casi sin aliento y en muchos momentos te corta la respiración. Entre otras de sus muchas virtudes conviene enfatizar el hecho de que en ningún momento cae en la tentación de seguir la huella del modelo norteamericano tan característico y reconocible en este tipo de películas, por el contrario la cinta de Sorogoyen mantiene un marcado acento y sabor muy a la española.
Esta violentísima y demoledora historia elige como principal escenario el centro de Madrid en el abrasador agosto de 2011, en plena efervescencia de las protestas del 15-M y durante la visita del papa Benedicto XVI, lo que convierte la zona en un insoportable hervidero abarrotado de gente bulliciosa y excitada. En una comisaría madrileña, entre los exabruptos de un lenguaje aborreciblemente soez, se respira un ambiente turbio, malsano y desasosegante; en ella, una brigada de homicidios malvive entre rencillas, mezquindades y todo tipo de enfrentamientos que dificultan su convivencia. Porque estos levantiscos servidores públicos encargados de nuestra seguridad han sido infectados por ese carácter individualista, ponzoñoso y competitivo tan arraigado en el ADN del cerril carpetovetónico que todos llevamos dentro.
La pareja de policias protagonistas -Antonio de la Torre como Velarde y Roberto Álamo como Alfaro, encargados de aclarar un escabroso caso que asola a la ciudad- están soberbios en sus respectivos papeles. Estos personajes, con los que un servidor no se tomaría ni una sola cerveza, están muy bien trabajados, no son convencionales, ofrecen cada uno perfiles y matices perfectamente diferenciados, aunque comparten ciertos rasgos patológicos que los sitúan al borde de la psicopatía. Son seres atormentados, frustados, violentos, víctimas de sus propios demonios, al extremo de que uno se pregunta si no son peores o más peligrosos que el propio demente al que persiguen.
Sorogoyen no nos ahorra escenas truculentas, cadáveres de un realismo dramático y continuas visitas a la sala forense donde los cadáveres son destripados en busca de pistas que puedan facilitar el trabajo de nuestros tenaces agentes de la ley.
Si se animan a ver este magnífico thriller policiaco -cosa que yo les recomiendo sin ningún género de dudas- es posible que en algunos momentos sientan el regusto ácido de la náusea, pero no le den demasiada importancia porque a esa sensación ya estamos acostumbrados; es la misma que sentimos o deberíamos de sentir cada vez que encendemos el televisor y nos desayunamos con los noticias del día.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow