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España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
7
Romance. Drama La historia transcurre en el verano de 1880, durante la noche de San Juan. En una mansión irlandesa, la joven aristócrata Miss Julie (Jessica Chastain) y un criado de su padre (Colin Farrell). En un ambiente festivo del que han desaparecido las barreras sociales, Julia y John bailan, beben, se seducen y manipulan. Ella, llena de altivez, desea rebajarse; él es educado, pero zafio. A los dos les une un deseo y una repulsión mutua. ... [+]
21 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La señorita Julia

Liv Ullman, ese desbordante talento noruego (no todos conocen el hecho anecdótico de su nacimiento en Tokio), brillante e inteligente, culta, maravillosa actriz, musa que inspiró a Ingmar Bergman con el concibió una hija y trabajó en nueve de sus películas, resultó más adelante ser también una extraordinaria directora de cine. Lo demostró en el año 2000 con “Infiel”, un triangulo amoroso de consecuencias trágicas, pavoroso y sobrecogedor relato -el guión era de Bergman- al que Ullman impregna autenticidad, impone su sello magistral, dándonos una lección de sabiduría narrativa y con el pulso firme de una consumada experta, nos sedujo y enamoró con esa película inolvidable.

Ahora, después de 14 largos años, escondida por decisión propia en las sombras de su refugio helado, le agradezco infinitamente e imagino que mucha gente también, su exultante epifanía. Y, una vez más, lo hace de forma sobresaliente con esta obra de Strindberg, autor clásico del teatro nórdico y que ella tan bien conoce. En un gesto de honestidad, respeta meticulosamente la pieza teatral, apenas recurre a dos o tres breves exteriores en los 130 minutos de metraje, no les posibilita escapatoria alguna y encierra a sus personajes en la claustrofóbica mansión del barón, padre de Julia. No adapta la obra al cine utilizando todos las posibilidades y la libertad que éste le ofrece, sino que permanece fiel al armazón escénico de la obra de Strindberg y, sin desviarse un ápice, consuma una película redonda y emotiva con aroma de teatro puro. Reúne -otra más de sus habilidades- a tres magníficos actores -la espléndida norteamericana Jessica Chastain como Julia, el reconocidísimo y apuesto actor irlandés Colin Farrell como el criado Juan y la británica Samantha Morton, en el papel de su incondicional y fiel amante- quienes dan un auténtico recital de buen hacer y componen una turbadora sinfonía actoral. Cede la responsabilidad de la fotografía al laureado moscovita Mikhail Krichman que, una vez más, deja aquí la impronta de su deslumbrante excelencia profesional.

A lo largo de la cinta, Ullman alterna, como música de fondo, piezas de Chopin, Chaikovski, Brahms y, en las escenas más tensas y dramáticas, nos estremece la sombría y profunda gravedad del chelo de Bach para arrastrarnos, junto a sus personajes, hacia la oscuridad más tenebrosa, vidriosamente etílica en la larga y convulsa vigilia de la noche de San Juan.

Al terminar, me dirijo hacia la salida; abro la puerta de la sala para ceder el paso a cuatro honorables señoras que, con la misma arrogancia y desdén de un pavo real, atraviesan el umbral sin tan sólo mirarme. Siento, por un instante, la misma aciaga condición servil que atormentaba a Juan. Y es que, como a veces digo, soñar pertenece a la exclusiva potestad de la imaginación pero volver a la realidad, resulta, casi siempre, extremadamente duro.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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