Otro nivel. Realismo, crudeza, las calles. La línea que separa el bien del mal es tan difusa que puede cruzarse sin apenas imaginarlo. David Simon es un maestro de las palabras y las imágenes, habla de la política, del mundo policial, la delincuencia, educación y la prensa en una ciudad que despierta cada mañana a la sombra de sus hermanas poderosas y ricas; llorando por la sangre de las muertes anónimas.
Los actores, y delincuentes adscritos al reparto están inmensos. La duración de las temporadas en su justa medida.
No hay peros, ni dudas: rotundamente perfecta.