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Voto de FATHER CAPRIO:
7
Intriga Durante la Guerra Fría, un escritor norteamericano, mujeriego y aficionado a la bebida, llega a Estocolmo para recibir el Premio Nobel de Literatura. Una vez allí, descubre, por casualidad, un complot bolchevique para secuestrar a un eminente científico también galardonado con el Nobel. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2009
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida. Vaya esto por delante. La mano, la pluma y el papel en blanco de un guionista como Ernest Lehman se notan. Ernest era un "máquina" como se dice ahora. Máquina de la que salieron productos como Con la muerte en los talones, West side story o Chantaje en Broadway. Pero aquí la máquina, algo falta de lubricantes, acaba encallándose, por lo que Lehman decide. o deciden por él, sacar de la chistera las fórmulas magistrales que cuatro años antes habían demostrado su funcionalidad en North by northwest. Y lo mismo que un asediado Mr.Kaplan hace de la idiotez un arma defensiva en plena subasta de arte, aquí un premio nobel en la misma situación parece echar mano de la memoria cinematográfica y utiliza la misma estrategia, claro que en una conferencia nudista donde lo único subastable sería esa oportuna toalla hecha a medida de las conveniencias sociales.

Lo mismo cabe decir de la presencia de Leo G.Carroll, de la persecución sobre el puente con el auto en los talones, de la habitación donde se escribió un crimen que nadie parece haber leído. Incluso voy un poco más allá. El plongeon de Paul Newman tiene los mismos tirabuzones sicodélicos que las caídas vertiginosas de James Stewart en la obra de Hitchcock (Vértigo, De entre los muertos) y por si la simbiosis fuese poca, la trama parece tener su continuación, con los mismos ojos azules, en Cortina Rasgada, obra posterior del genial orondo británico.

Después de todas estas consideraciones que rectifican aquello de que la copia supera al original, también hay que manifestar los aspectos positivos de un film que consigue lo que pretende, entretener a los espectadores, eso sí, no demasiado exigentes. Porque, miren ustedes, Paul Newman era (¡qué duro se hace hablar en pasado!) un actor con mayúsculas, uno de los grandes. Pero este no se encuentra entre sus mejores trabajos. Algo similar podemos decir de Edward G. Robinson (¿Lo recuerdan en Perdición de Wilder o en Perversidad de Lang?. Sigamos, Elke Sommer en los años 60 era guapa y sugerente pero no era Eva Marie Saint ni Kim Novak. El que anda en su línea es Leo G. Carroll aunque aquí no es el artífice de una trama que juega al despiste sino el sufridor de las consecuencias de una guerra gélida entre las dos superpotencias de la época en un escenario cultural por excelencia, el Estocolmo de los Premios Nobel.

Ahora, eso sí, la película entretiene. Y las más de dos horas se comprimen bastante en nuestros sentidos temporales como si de un buen winzip se tratase. Pero diferencias háilas con las obras mayores citadas y tal vez a Lehman y por asimilación a Robson, se les fue la mano en cuanto a exprimir la vaca.
FATHER CAPRIO
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