El buen hacer de Billy Wilder está presente en toda la película. Audrey Hepburn está muy en su papel, que por cierto recuerda muchísimo al de Ariadne. Y sin embargo, no... Hay bastantes cosas que no encajan. No encaja Bogart en su papel de hombre de negocios ni William Holden en el de rico vividor y mujeriego. No son creibles.

La calidad de Wilder está por encima de toda sospecha. Comedias como El apartamento ó Con Faldas y a lo loco son de lo mejor que nunca se hizo en cine, pero Sabrina queda a mucha distancia. Incluso la casi desconocida Ariadne, a mi juicio, la supera.

No obstante, considero oportuno decir que Billy Wilder es y seguirá siendo uno de mis directores de cine preferidos. Quizás porque soy consciente de su genialidad le exijo más que a otros. Pero esta vez no. Esta vez no me lo dió...