Estamos ante una de las mejores películas que ha dado de sí la historia del cine. Convertida en leyenda con el paso de los años, sólo cabe reverenciarse ante un largometraje que aterroriza ya desde el subtítulo de la propia película, "...en el espacio nadie puede oír tus gritos".
La puesta en escena del señor Scott es exquisita, la presentación de los personajes y de la propia historia, mucho antes de que el Alien entre en escena, ya te tiene atrapado en el sillón.
Hay un manejo, tanto en ambientación como en luz y sonido, que propicia una atmósfera de angustia, incertidumbre y desasosiego en el espectador difícil de igualar. Todos los recursos cinematográficos son utilizados con una inteligencia propia de quien dirige esta legendaria odisea de ciencia ficción y terror.
El entorno lúgubre y metálico en el que se desarrolla la historia no hace sino echar mas leña al fuego, y sumerge la acción en un océano de pánico del que no se escapa hasta el último fotograma de película.