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España España · Madrid
Voto de Fernando:
8
Comedia. Drama Mac (Riegert) es enviado por una compañía petrolífera a un idílico pueblo escocés para comprar todas las propiedades de la zona con el fin de construir una refinería. Los habitantes del pueblo ven una oportunidad para enriquecerse, pero la obstinación del viejo Ben (Fulton Mackay), propietario de una playa, impide el trato. Mientras tanto, Mac se va sumergiendo en un mundo y en un modo de vida que acaban conquistándolo. (FILMAFFINITY)
17 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nadie dijo que fuese fácil ser millonario". Esto le responde un vecino a otro cuando éste le dice que, desde que se ve millonario, no se siente más feliz, si acaso, algo deprimido. Apenas un par de días antes discutían sobre si era mejor comprar un Maserati o un Rolls Royce cuando el dinero de la adquisición de la zona costera por parte de la empresa petrolífera llegase a sus manos, en una operación que (casi) todo el pueblo espera ansioso. Y parece que tardan poco en darse cuenta de que, efectivamente, lo mejor de la discusión sobre qué coche comprar, el Maserati o el Rolls, es eso, la discusión. Después, poco queda.

De "Local Hero" podrían destacarse muchas cosas pero, en mi opinión, hay dos que marcan la diferencia: el equilibrio casi perfecto en sus dosis de comedia y drama y en como, pese a tener todos los ingredientes para caer en lugares comunes e idealización posmoderna sobre la vida rural, logra sobreponerse gracias a un guión muy inteligente y unos personajes extremadamente bien dibujados: pintorescos, gruñones o simplemente extraños, es imposible no acabar adorando a todos y cada uno de ellos.

También desdibuja el trazo grueso de "el bueno y el malo", el discurso fácil del bondadoso pueblo y la corporación malvada, mostrando a un atípico empresario interpretado por Burt Lancaster que parece más preocupado por las constelaciones, cometas y auroras boreales que por la buena marcha del negocio; tampoco duda en mostrar la avaricia y el materialismo inherente a los habitantes del pueblo, que se ven millonarios y no dudan en hacer todo lo posible para que así sea. Hasta que, efectivamente, se dan cuenta de que lo mejor de ser millonario es creer que vas a serlo. ¿Querré un Maserati, o será mejor el Rolls?

Todo esto, regado por la música de un Mark Knopfler en estado de gracia, que huye de la que hubiese sido la tentación típica de basar la banda sonora en una sucesión de gaitas y folclore para atreverse con paisajes sonoros que más bien parecen salidos de un sintetizador, meciendo las imágenes con gran acierto, da como resultado una película amable, cálida y muy divertida. Una de esas películas que hacen que el mundo te parezca un poco mejor (o un poco menos malo), después de verlas.
Fernando
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