Kate Winslet se ha vuelto muy cuidadosa de qué roles interpretar.

Desencasillada de "Titanic" para siempre, cosa que muy pocos actores logran, tras una consagración de un gran blockbuster a tan joven edad, Winslet se ha desenvuelto de un modo magistral en la elección de sus papeles.

Siempre cuidadosa y tendiendo a plasmar lo íntimo, lo dramáticamente intenso de una persona, Winslet se desliza aquí como una paleontóloga que se enamora de una joven casada, y es objeto de admiración de un guapo médico a su vez, estando la joven olvidada por su marido y afligida por su reciente maternidad frustrada.

Con la mirada de una mujer enamorada en silencio, Winslet borda cada escena más por sus silencios que por sus palabras, seguida por Saoirse Ronan, quien deja en la película ese dolor indeleble por la pérdida y el consuelo de su reciente hallazgo amoroso.

Es una película que me recuerda a la más reciente "Supernova" en cuanto al dramatismo imposible de una pareja homosexuales. Si bien los hombres de esta última son pareja y felices, las mujeres de "Ammonite" dejan entre ellas este estado de vida a un solo sentir.

Cada detalle, el trabajo de Mary en la piedra, localizando sus fósiles, o los torpes intentos de Charlotte por ser algo más que un simple jarrón, se adormecen en lentos procederes, que harán la delicia de los amantes del cine intimista e imposible, con una época fielmente reproducida y narrada junto al mar.