Si lo que quería Fukunaga era unos efectos que se debaten entre los más jugosos o grandiosos del 007 más puristamente hollywoodiense y superhéroe lo ha conseguido, pero en cuanto al despido de Daniel Graig de la saga ha producido entre los fans más bien el efecto contrario según lo que veo, incluyéndome.

Simplemente el personaje desempeñado por Daniel esta vez de forma cansina (se nota que lleva mucho queriendo salir de esta saga) no es 007, ni James Bond, por mucho que le llamen así, e incluso no me extraña que el nuevo personaje mal introducido, prescindible, penosamente empoderado (como si tuviese que demostrar algo) llamado Nomi le quite su asignación de 007, de hecho por muy mal que suene ésto, en mi opinión personal Lashana Lynch sin discutir si es buena actriz o no, está ahí para rellenar la cuota.


La presencia de Léa Seydoux queriendo rellenar un vacío que en realidad le correspondía a Eva Green, actriz más asombrosa que ella en cada trazo de su ser, tampoco ayuda a realzar a este pobre clon de Bond.

Lynch quita su número de 007 porque en el fondo, es la triste verdad de la película, este no es 007 ni James Bond.

Sentí que me timaban, al ir llegando al tercer acto, no parecía James Bond, sino Jack Reacher o algo por el estilo.

Han destrozado la gran salida de Daniel Craig, desvirtuando absolutamente su personaje, minando otros interesantes como el de Ana de Armas que sale 5 minutos en el metraje, o el de M, y lo que es peor no pude disfrutar del gran villano que podía haber sido Rami Malek, porque con todo el patético rollo de destrozar quién es Bond no hubo cancha para él.

La película se me hizo larga, tediosa por momentos, y su final....de devolución del dinero.

Estoy deseando que anuncien quién será el próximo James Bond, y borraré esta peli de mi mente.