Desde luego si algo tuvieron las Bolena es que las hermanas de la Caridad no fueron, tal y como muestra esta película, donde Natalie Portman nos deja ver una vez más como ha crecido como actriz, al llevar sobre sus hombros todo el peso de una cinta al que ni Scarlett Johansson como la sosainas María Bolena ni mucho menos Eric Bana logran ayudarla a sobrellevar ni de lejos. Natalie Portman está especialmente guapa en esta producción, mucho más que Scarlett.

Y es que Portman está en esta cinta pícara, seductora, bromista, rabiosa, con ganas de darle un mordisco a su hermana, y otro al rey, ambicionando el mundo. Tal y como yo me imagino a Ana Bolena, la segunda esposa del voluble rey Enrique VIII, aquí con una cara de Héctor de Troya y de héroe que rivaliza con unos abdominales con los que el histórico rey ni soñaría.

Y claro está ahí tienes a Scarlett Johansson llorando a moco tendido porque su hermana es una zorrita de aupa y el rey se lo pasa mejor con Portman. Rivalidad entre las hermanas, más de un gazapo histórico, y cierta falta de química también, son los pecados de esta cinta, que puede parecer lenta, pero en realidad es tranquila, desenfadada contada desde un cierto aire moderno y feminista, al estilo de Gregory.

Bana tiene más química con Natalie Portman que con Scarlett, cualquiera lo vería, escenas desperdiciadas y cierta dejadez en cuanto al libro original también priman. No obstante la presencia de Kristin Scott Thomas da a la cinta un aire noble, serio y conmovedor componiendo el único personaje cuerdo y realista en un mundo que se consume a sí mismo por su propia ambición.

Decoración histórica perfecta, vestuario maravilloso, una banda sonora tierna y triste, así se cierra esta cinta que cuenta con un reparto de primera, entre ellos Benedict Cumberbatch y Ana Torrent, deslumbrantes ambos en papeles secundarios pero inolvidables, al igual que Eddy Redmayne, no hay nada imposible para él.