Película que esperé ver anhelante, tal vez demasiado expectante en mi caso.

Acabo de descubrir a Isabel Coixet, su visión, sus escenarios, los mensajes que quiere transmitir, y me parecen minimalistas, intimistas, demasiado realistas a la hora de reflejar una verdad revestida solo de cuento de hadas para quien la protagoniza.
Y es que "La librería" retrata el mundo tal y como es, sin cortapisas.
Y relata la pasión de una mujer, Florence Green y su pasión por los libros, haciendo de ello una vocación que hiere profundamente a la poderosa Violet Garmat, la más rancia lady del lugar, revestida de todo el poderío que logra a una villana al mejor estilo de madrastra de Cenicienta: con contactos, con dinero, con títulos, con una voz que es todopoderosa en su pueblo.
La oposición entre Emily Mortimer y la inocencia que supura contra la obstinación de Patricia Clarkson según Coixet es el vehículo que hace esta película lo que es, pero sin olvidar a los pequeños pero inolvidables personajes como Edmund, y la pequeña Christine, aliados de Florence en compartir su sueño de mantener viva una librería que lo logra durante el tiempo que tal vez debiera de estar.

La oposción de deseos es la dualidad entre ricos y pobres, entre poder y no poder, entre un sueño y la envidia, el deseo por imponer otro sueño que es una orden en el caso de Violet.
Fiel a más no poder al poderoso libro de Penélope Fitzgerald, Coixet ha retratado minimalísticamente la amistad, la pureza, el primitivismo absolutismo que se enciende ante un sueño ajeno que incendia el propio a pesar de todo el esplendor conseguido en vida, el amor a destiempo, las ganas de leer y la visión de un simple libro.