Interesante película de carretera (quiero decir, de camino) a la que Vallée sabe imprimir cierto dinamismo creativo, centrado esencialmente en el montaje (esos flash-backs), en afortunados encuadres y en alguna secuencia (pocas) de corte documental.
Minimalismo de corte indie para narrar de forma sencilla algo tan complejo como un proceso de autorredención por la vía de la búsqueda, sin saber exactamente lo que se está buscando, pero sin rendirse por ello, que es lo verdaderamente importa en esta huida del dolor por el dolor.

Interpretaciones parabólicas hay para dar y tomar en la conexión ineludible entre sufrimiento íntimo y la dureza del paisaje natural, aderezadas por episodios en los que los simbolismos parecen ocultos y los sentimientos (el miedo, la duda y la propia consciencia de la debilidad) son explícitos.

En todo caso, la historia fluye sin (apenas) problemas en torno al personaje que Witherspoon lleva a sus espaldas con trabajo pero con dignidad, igual que arrastra su descomunal mochila.

En Resumen: más que simple entretenimiento.