“La Vida de Adele”, esta película Francesa del año 2013 dirigida por Abdellatif Kechiche, y protagonizada por Adele Exarchopoulos y Léa Seydoux, basada en una novela gráfica titulada “El Azul es el Color más Cálido”, causó mucho revuelo al momento de su estreno, y se hizo acreedora de la Palma de Oro en el Festival de cine de Cannes, siendo la primera vez que el premio va para más de una persona, y dos mujeres al mismo tiempo.
La historia se centra en Adele, una adolescente con una vida desordenada, quién llega siempre tarde a clase por quedarse dormida. La lleva bien en la escuela, tiene su grupo de amigos y se siente atraída hacia un chico, quien siente lo mismo hacia ella. Acuerdan salir, instancia en la que aprovechan para charlar y conocerse más *, y no se demoran mucho en ir hacia la cama y mantener relaciones. Pero algo va mal con Adele, no se siente a gusto con la situación; siente que no es ella, que está fingiendo todo, y por eso decide terminar con él.
Luego, acompaña a su mejor amigo a un bar gay, lugar que tampoco llama su atención, largándose de ahí y terminando en un bar lésbico**
“La Vida de Adele” es un drama romántico fuera de lo común, de punta a punta. Un romance entre dos personas del mismo sexo, que no es bien visto por la sociedad (al momento de su estreno, la ley de matrimonio igualitario estaba en boca de todos en Francia), y que incluso hace sentir rara a una de ellas. La discriminación social está ahí en todo momento, dejada bien en claro cuando el grupo de amigos de Adele la crítica y maltrata por irse con una chica desconocida, marimacho, y empiezan a sospechar que sucede algo entre ellas.
Las actuaciones son espectaculares. Exarchopoulos con tan solo 18 años al momento de la filmación, como esa adolescente que descubre el amor a primera vista, al borde de su despertar sexual, y Seydoux como esta chica segura de sí misma que no le teme a la mirada de los demás, son magistrales. La película descansa en ellas, y no hay momento en el que ninguna se pierda en la inmensidad de la trama, de 3 horas.
Tres horas; bastante largo sí, pero no lo aparenta en absoluto. Dividida en dos capítulos, en ningún momento se vuelve pesada o difícil de seguir, a no ser que las escenas sexuales puedan herir la sensibilidad de algunos espectadores.
Seamos realistas, estas escenas son por lo que la mayoría nos enteramos de este film y nos adentramos a verlo, y sin duda forman parte del gran atractivo de la película…pero no lo son todo, y no son más que las demás escenas. Son solo partes de la trama que ayudan a comprender más los sentimientos de nuestras protagonistas, y que nos llevan a empatizar con ellas.
El proceso de filmación fue arduo, llegando a estar semanas frente a cámara repitiendo cada escena con tal de obtener la toma perfecta, logrando el cansancio tanto físico como mental de Exarchopoulos y Seydoux. Incluso se dice que el director se llegó a mostrar violento durante la filmación.
Es una película 100% recomendable para cualquier amante del buen cine, de todo aquel que le guste disfrutar de una historia de amor bien relatada, y bueno, para todo aquel (o aquella) que les guste ver mujeres tocandose sin nada puesto.
Cuando una película logra en el espectador sensaciones tan difíciles de generar, está claro que no es una película más del montón, y “La Vida de Adele” lo logra; esa empatía hacia ambas, la potencia de las actuaciones hacen que hasta el corazón más duro se parta en mil pedazos. Es imposible no sentirnos parte de esta historia, es imposible no querer y sentir lastima por Adele y Emma.
Me atrevo a decir que es una de las mejores historias románticas en la historia del cine, y una de las mejores películas que he tenido el placer de ver.