Bien se puede hacer otra peli de acción con coches y sobre el mundo del tuneo y las carreras ilegales, pero si se aspira a acercase al alto listón en el que se encuentra el género hace falta elaborar más el guión. Need for speed está condenada desde el comienzo por un guión forzado que bebe de diversas fuentes sin integrar los elementos de una manera original, ni dotarles de nuevos alicientes. El prota es empujado a la acción y la película se decanta por una reedición de La carrera del siglo u otros clásicos más recientes por el estilo. Nuestro héroe con la chica en el asiento del copiloto escapa de la policía a lo largo del país perseguido por polis y mercenarios, con un narrador excéntrico en la distancia y unos amigos que le prestan apoyo desde el aire y desde otro vehículo. Los secundarios ponen la gota de humor, aunque en este caso sin el suficiente desarrollo de personajes. La chica mantiene la tensión y Aaron Paul está a la altura. Las escenas de acción se suceden bien intercaladas rodadas con gran brillantez. Sin embargo el mundo del glamour automovilístico ilegal no queda tan bien reflejado y la conclusión del film es de sobra predecible. La película a pesar de las buenas escenas , las buenas interpretaciones y un buen pulso cinematográfico queda un poco sin alma. Ese es el problema de Need for speed, que A todo gas sólo hay uno. De momento.