Haz click aquí para copiar la URL
España España · valencia
Voto de elquicio:
6
Drama En junio de 1971 The New York Times y The Washington Post tomaron una valiente posición en favor de la libertad de expresión, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno, que había durado cuatro décadas y cuatro presidencias estadounidenses. En ese momento, Katherine Graham (Meryl Streep), primera mujer editora del Post, y el director Ben Bradlee (Tom Hanks) intentaban ... [+]
27 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He ido a verla porque aunque me mosqueaba la unanimidad de la crítica y su derroche publicitario, para mí, Spielberg es un director de referencia. Decepción, error, total.

Y eso que, afortunadamente, no es feminista, como propaga parte de la prensa. Quizás para aprovechar la moda de la actual 'caza del hombre', el 'anti_heteropatriarcado', Spielberg deja unas tímidas pinceladas pro 'paridad de género' o feminizantes [por ejemplo, cuando una fila de admiradoras le hace pasillo a Meryl Streep en el Tribunal Supremo, algo impensable en aquella época] que contrastan con otras que, ahora, las ecofeministas calificarán de claramente machistas [por ejemplo, cuando Meryl Streep explica que, como tantas mujeres, dejó de ser acomodada madre y feliz ama de casa cuando quedó viuda y tuvo que ponerse al frente de la empresa familiar].

La película es, en todo caso, una simplemente correcta dramatización, docudrama, de una fase de ‘los documentos del Pentágono’. Ni frío ni calor y monótona, soberanamente aburrida, sobre todo en su primera mitad.

El guión es toda una catarata de cansinos diálogos y debates colectivos pero ni siquiera referentes a lo que debería importar, esto es, la libertad de prensa, el derecho del ciudadano a ser informado o el derecho del Estado a que los dos derechos anteriores no ponga en peligro o se convierta en suicida para la propia nación. Qué va, qué va.

Hay que aguantar casi dos horas de discusión sobre el riesgo que corre el periodismo al plantar cara a los poderes fácticos y a R. Nixón, tratado en la película como fascista. Todo un injustificado y demagógico oportunismo a la hora de aprovechar el enfrentamiento que mantiene ahora D. Trump con los medios estadounidenses protectores de la H. Clinton y de la progresista partitocracia burocrática de Washington. Ah, sobre la influencia que al respecto ejercen los poderes económicos, como columna sustancial del triángulo de poder formado por ellos, los políticos y la prensa, pasa, también, de puntillas...

Hay otro asunto, muy profundo, que es el de la imposible compatibilidad de la amistad cuando ésta choca con los intereses entre periodistas y políticos, que Spielberg despacha, en escasos y superficiales minutos, con una secuencia en la que acaban enfrentándose a tal cuestión Bruce Greenwood [Robert McNamara, que había sido el Secretario de Defensa de los EEUU encargado de que se elaboraran los papeles, en 1967, y que en el momento de su divulgación era Presidente del Banco Mundial] y Meryl Streep [Kay Graham, editora del diario The Washington Post].

Meryl Streep y T. Hanks se interpretan correctamente a sí mismos [ella con sus tics y lloriqueos de fábrica y él tratando de emular a J. Robards, en "Todos los hombres del presidente", 1976, de Alan J. Pakula] y el director apuesta por dibujar un Nixon diabólico a pesar de la evidencia de que de mentir no se libraba ningún Presidente. El resto del casting hacen muy buen trabajo, especialmente B. Greenwood y B. Odenkirk [en el papel del periodista Ben Bagdikian].

Un buen montaje de M. Kahn y S. Broshar; la buena fotografía de J. Kaminski, intimista en interiores; la ambientación esencialmente teatral de K. Jennings y D. Jenseny, la banda sonora del gran John Williams resulta un necesario sostén que, junto a la acertada selección de composiciones incorporadas, contribuye decisivamente a que el espectador aguante.

En fin, se trata de una buena realización técnica pero carece de empatía, de alma, con excesos de pretendida intelectualidad cansina, sin garra, sin emoción, sin verdadera tensión, sin capacidad de transmisión, como echa como por encargo, aprisa y corriendo. Plana y fría: desconectada del espectador y sin riesgo alguno. E ideológicamente parcial. Una pena.

Un simplemente correcto remake, como de urgencia y compromiso, que aburre más que otra cosa [6,5 sobre 10]

El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2018/01/27/los-archivos-del-pentagono-eeuu-2017-de-steven-spielberg/
elquicio
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow