Hay películas en las que una simple puntuación se siente en el alma que no le harían justicia. Bridge To Terabithia es una de esas obras.

No hay mucho que destacar en su calidad como obra cinematográfica, ya que no sobresale en términos de cine. Es superior a la media sin duda, en parte gracias al excelente trabajo de una niña profusamente expresiva que llega a cautivar al espectador. Estamos hablando de AnnaSophia Robb, una joven actriz con mucho talento por desgracia desperdiciado con películas mediocres. Ella puede dar mucho, mucho más.
El argumento no es en exceso original. Son dos niños diferentes, con problemas en casa y en la escuela que se entienden y complementan, así que uniendo su creatividad dan forma a un mundo imaginario sacado de los más mágicos libros de fantasía y así logran aliviar su soledad.

Lo bueno es sin duda la forma en la que está contado. Es una película infantil dirigida a un público de ¿entre 10 y 12 años? Tal vez. Pero en ningún caso toma a los niños por estúpidos y no cae en diálogos banales y anodinos. No. En todo momento se trata cualquier contrariedad con sobriedad, inteligencia y delicadeza.

Esta historia es un camino a la madurez, una fábula sobre la amistad y la lucha contra las adversidades que puedan surgir en la vida.

No es una obra maestra del cine, pero no obstante es una historia preciosa que tanto niños como adultos pueden disfrutar, si a estos últimos aún les queda algún vestigio de niñez. Esa reminiscencia latente. Ese fuego e ilusión de los críos que todos llevamos o deberíamos llevar dentro.

P.D: Magnificente banda sonora de Aaron Zigman. A mí, por lo menos, me encantó y la sentí muy acorde con la película.