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España España · Zaragoza
Voto de David:
8
Drama Superproducción sobre el nacimiento del estado de Israel (1948). Seiscientos once judíos que han sobrevivido a los campos de exterminio nazis, abandonan Alemania en un barco (el "Estrella de David") que atraca en Chipre. Después de superar grandes dificultades, logran al fin zarpar de la isla en el "Éxodo", barco de carga con destino a Palestina. El objetivo de los refugiados es crear el estado de Israel. Akiva, un líder fanático, ... [+]
17 de marzo de 2006
24 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que no se puede dejar de ver. Concienzuda, sincera y realista. Hecha con todo el rigor que se puede tener a la hora de tratar un tema tan delicado como lo es el conflicto judio y árabe en el recién creado estado de Israel.

La historia corre a cargo de un guión perfectamente escrito, que funciona al milímetro en su narración, y que jamás decae de agotamiento a pesar de las 3 horas y 20 minutos que dura el film. La película se divide en 2 historias perfectamente unidas, la llegada a Palestina y los conflictos que allí suceden una vez llegaron.
Además de eso, no se puede desperdiciar ninguna de las conversaciones que en la película vemos. Es como si antes de hablar cualquier personaje, nosotros ya sepamos lo que va a decir, ya sea para bien suyo o en su contra. Pero eso es porque cada párrafo de este guión está escrito con la cabeza y con el corazón en las manos.

Los actores hacen todos un magnífico trabajo, desde el duo protagonista hasta el secundario mas pequeño, todos se meten de lleno en sus respectivos roles, viviéndolos y exponiendo sus diferentes posturas acerca del tema de la película.

Como director, Otto Preminger hace un buen trabajo, sabe que entre manos tiene una gran superproducción (de aquella época) y sabe manejarla muy humildemente sin hacer alardes de estéticas preciosistas, ni abusa de efectos especiales. Los decorados son todos naturales y rodados en los respectivos paises donde transcurre la trama.

Y qué decir de la banda sonora. Si ya de por sí la película logra meternos en las cabezas de los personajes, la música compuesta por Ernest Gold hace que se palpe el grado de perfección con la punta de los dedos. Pocas veces una partitura había sido tan buen hilo conductor de la historia de una película.

Poco reconocimiento para una película que podría haber sido la mejor de aquel año, 1960.
David
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