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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
8
Acción. Aventuras. Thriller. Romance La hija adolescente de un rico hacendado mexicano se ha quedado embarazada. El padre es, al parecer, Alfredo García, un antiguo colaborador y amigo de la familia, por cuya cabeza se ofrece una recompensa de un millón de dólares. (FILMAFFINITY)
19 de julio de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por algo es venerado el cine de Sam Peckinpah, el más desesperado de los cineastas poéticos, es por su fisicidad intrínseca, su inseparable sentido de la violencia y el manejo expresivo de la misma, del heroísmo, de la épica, del racismo, del amor, de la virilidad, del nacionalismo a ultranza, además de sus enfrentamientos continuos con los productores de sus películas, todo ello configura el estilo artístico de un cineasta singular que hizo historia con su peculiar carrera artística. Este film que protagoniza Warren Oates es un compendio de todo su cine, provocativo y a contracorriente, una historia de perdedores arrastrados por la muerte y la destrucción, que entronca con el universo de directores admirados por el cineasta como Huston o Siegel.

Una cabeza que costó demasiadas vidas, fruto de la avaricia y la deshumanización, el dolor infligido por la muerte del ser amado (Isela Vega), que no puede reparar los malditos dólares gringos. El hieratismo de Oates no es más que el reflejo de un hombre vencido por las circunstancias, derrotado en su propia victoria, degradado hasta la extenuación. El histerismo y la violencia viene a ser tan solo una consecuencia, ya que las causas devienen de la misma estructura de su trama. Se trata pues, de la situación límite de un hombre ante su propia conciencia, porque si algo es realmente verdadero en el cine de Peckinpah es que todas las situaciones están llevadas al límite. El film podría interpretarse como un western moderno: todos buscan una recompensa ofrecida por un latifundista (Emilio Fernández), continúan existiendo caciques y terratenientes con sus sicarios, los caballos se han transformado en automóviles, los rifles y colts son sustituidos por metralletas y pistolas, en el fondo, nada ha cambiado.

Asistimos a un retrato de personajes crispados, desarraigados, individualistas, románticos, trasnochados y sin salida. Esparcidos por un México pobre y mísero, polvoriento y semi-desértico, con la cabeza de un hombre envuelta en harapos y hielo para evitar el calor y las moscas que se agolpan en su festín, entre tugurios de mala muerte, alcohol y prostitutas, un auténtico descenso a los infiernos. Mostrada con buen pulso narrativo y llena de grandes escenas de lirismo poético como el amor entre Bennie y Elita, su montaje es elaborado con matemática precisión, así como la representación explícita de la violencia más extrema. Considerada como su canto de cisne en su etapa más brillante, la película sigue sorprendiendo por su modernidad y la iconografía de sus imágenes influenciadas por el western y el cine negro. Gracias a quien tenga la amabilidad de leer este puñado de impresiones apasionadas.
EL ALBATROS
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