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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
7
Thriller. Western. Drama. Acción Toby (Chris Pine), un joven padre divorciado, y su impulsivo hermano Tanner (Ben Foster), un expresidiario recién salido de la cárcel, se dirigen al Oeste de Texas para realizar una serie de robos en unas pocas sucursales bancarias. El objetivo de Toby es intentar poder conseguir el dinero suficiente como para poder salvar la granja familiar, que está en peligro. Nada más cometer el primer robo, un veterano Ranger de Texas (Jeff ... [+]
21 de enero de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Heredera de tantas películas de parejas atracadores de bancos, errantes sin destino determinado, por lo tanto, nada nuevo bajo el sol. “Comanchería” se inscribe, desde su modestia, en la línea de los hermanos Jesse y Frank James o parejas como Bonnie and Clyde, films como “They live by night” de N. Ray, o “El demonio de las armas” de J. H. Lewis, aunque con motivaciones muy distintas. En este caso se trata de la rebelión contra la pobreza, la loable aunque poca ortodoxa idea de dejar un legado a tus descendientes, una diatriba contra los bancos (ya conocen aquello de quien roba a un ladrón…), su espíritu usurero y sus normas morales de conducta, en un paisaje árido y polvoriento, bello y desolador del sur de los Estados Unidos. Es lo que nos depara este film cuyo título original “Hell or hihg water”, que hace referencia a lo que nosotros entendemos por “Contra viento y marea”, y que no puede resultar más revelador. La atmósfera de un thriller seco con vocación de western terroso, en un contexto socio-económico lacerante que nos conmueve.

La yuxtaposición de dos parejas, los hermanos delincuentes y los dos rangers que les persiguen con una original relación personal, tanto por parte de los hermanos como la establecida entre los agentes de la ley. Cada uno con su reflejo interior: Toby (Chris Pine) es el cerebro planificador, su hermano Tanner (Ben Foster) es el brazo ejecutor; Marcus (Jeff Bridges) es un veterano ranger cercano a la jubilación que mantiene con su compañero Alberto (Gil Brimingham) una curiosa relación. Un thriller nada complaciente, donde los personajes no son arquetipos, sino figuras en movimiento con identidad propia, y lo que importa no es tanto la trama cuanto la evolución, el deslizamiento y la idea tantas veces recurrida de una huida hacia adelante rebelándose contra el destino en una zona desolada económicamente.

La fuerza visual y la violencia arrebatadora de las imágenes, su frescura y sencillez en las relaciones humanas, el naturalismo interpretativo, pero sobre todo la audacia, la imaginación y el descaro con que está rodada, el humor como contrapunto al drama que se avecina, la intuición y la experiencia del lacónico agente de la ley, son muestras palpables de la personalidad de este director que hasta ahora no había destacado excesivamente. Su discurso moral es lo que permanece después de disfrutar de un film cuya iconografía, no por tantas veces expuesta deja de interesarnos, la injusticia social y la rebeldía contra el estatus imperante. Una película que utiliza la memoria visual para construir un drama moral y discursivo. Recuerda en cierto modo al cine de los Hermanos Coen, cuando estaban en plena forma con aquel cine vigoroso que últimamente parecen haber perdido.
EL ALBATROS
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