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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
10
Drama Antonio Salieri es el músico más destacado de la corte del Emperador José II de Austria. Entregado completamente a la música, le promete a Dios humildad y castidad si, a cambio, conserva sus extraordinarias dotes musicales. Pero, después de la llegada a la corte de un joven llamado Wolfang Amadeus Mozart, Salieri queda relegado a un segundo plano. Enfurecido por la pérdida de protagonismo, hará todo lo posible para arruinar la carrera ... [+]
6 de agosto de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta excelente adaptación de la obra teatral de Peter Shaffer, nos brinda un duelo mefistofélico entre Salieri y Mozart, que no se corresponde con la realidad histórica, pero nos invita a una profunda reflexión sobre la mediocridad, la envidia y la mezquindad de la naturaleza humana, nos propone además, una inmersión histórica en el siglo XVIII con sus luces y sombras, sus abigarrados trajes e impostadas pelucas. Como los grandes films, tiene la virtud de que cuanto más la visionas, más la disfrutas y más cosas interesantes encuentras. Rodada en una Praga inalterable al tiempo, de arquitectura exquisita y lugares sagrados como el teatro Estatal, donde se estrenó “Don Giovanni” bajo la dirección del propio Mozart en 1787, en mi opinión la mejor ópera jamás escrita, por su excelsa complejidad dramática y musical.

Con una puesta en escena más que notable, cuidando hasta el último detalle, una dirección artística fastuosa y una coreografía deslumbrante, sobre todo en las representaciones operísticas, la música mozartiana se convierte en el tercer protagonista de una trama donde el tormento del mediocre pretende usurpar la gloria del genio irreverente. Finalmente la música grandiosa plena de belleza e ingenio acaba ganando la partida, unas partituras sin correcciones, sin borrones ni tachaduras, como se afirma en la cinta: “Escrita al dictado de Dios”. No está toda la que es, pero sí que es toda la que está, teniendo en cuenta la vasta obra del genio de Salzburgo.

“Amadeus”, no es una biografía más de un gran músico, no es un convencional “biopic”, tópico y edulcorado hasta el hartazgo, se trata de una recreación histórica mediante una asombrosa superproducción premiada con 8 Oscars (cuando los Oscar significaban algo, ahora nada), arrebatadora para los amantes de la música y el arte en general. La belleza estética y la imaginación artística nos muestra un carrusel de escenificaciones y cuadros vigorosos intercalados con el drama humano, mediante un montaje impecable en el uso del flash-back. “Mediocres del mundo, yo os absuelvo”, es el lamento de un anciano corroído por el remordimiento y el rencor, la frustración más absoluta de un distinguido músico, protegido por el poder, incapaz de vencer al talento y la genialidad de un irreverente chico.

Esa risa insolente y bufona no es la de un idiota sino, por el contrario, la de alguien cuya carcajada infantil connota la tragedia de un genio que pese a su virtud, no ha sido capaz de superar una infancia dominada por la presencia de un padre autoritario que le atormenta incluso desde la tumba. La obsesión de Salieri cómodamente instalado en la Corte, proviene de la incomprensible facilidad del advenedizo Mozart para componer una música mucho más brillante que la suya. Salieri ve a Mozart con un don divino del que éste no es consciente, dado lo irreverente de su conducta: no en vano él ha sentido desde pequeño la música como una vocación en el sentido más religioso de la palabra, ha hecho votos de castidad a cambio de que Dios le dotase como compositor. Humillado primero, fascinado después por la música de Mozart, acaba deduciendo que el don del joven genio es un insulto directo que le hace Dios a él. Mozart no es sino un instrumento de Dios para mofarse de su mediocridad, su irritante risa y su sublime música no son sino dos sonidos distintos de una misma carcajada divina. Es más, cada nueva obra mozartiana es recibida por Salieri como un bofetón en la cara por parte de Dios que en cambio sí le ha dado la capacidad de admirar esa música grandiosa. Ante tal afrenta Salieri reniega de Dios arrojando al fuego el crucifijo, como renuncia de su fe. La magistral interpretación de Salieri (F. Murray Abraham), y la no menos de Tom Hulce (Mozart), son determinantes. En cuanto a Milos Forman, creo que es un realizador que no se distingue por su personalidad, eso no significa que no cuide las películas que le encargan y esto es lo que, en cualquier caso hizo muy bien. De obligada visión para cinéfilos y melómanos.
EL ALBATROS
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