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España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
7
Drama. Romance A Lou Pascal (Burt Lancaster), un viejo gángster de poca monta que consigue algún dinero con las apuestas, lo mantiene en realidad la viuda de su antiguo jefe. En el mismo edificio que él vive Sally (Susan Sarandon), una atractiva mujer aspirante a croupier cuyo cuerpo lo tiene obsesionado. (FILMAFFINITY)
27 de agosto de 2017
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el tema fundamental de una de las últimas perlas del cine negro con aroma francés, una co-producción franco-canadiense que filmó el galo Louis Malle, sin duda su mejor película de su etapa americana, desde una mirada europea del género clásico, no debemos olvidar que Malle debutó en la dirección con el magistral thriller “Ascensor para el cadalso”. El film es en cierto modo la crónica de una destrucción, pero entremezclándose en el relato hallamos una serie de apuntes acerca de la pasión senil de un ex ganster reciclado en fullero subalterno por una joven camarera de marisquería que estudia para crupier y sueña con el Casino de Montecarlo, Sally (una deslumbrante Susan Sarandon), una mujer voluble y contradictoria a la que admira con el sigilo de un “voyeur” mientras ella frota sus espléndidos pechos con limón para eliminar el olor a pescado mientras escucha enajenada el aria “Casta diva” de la ópera “Norma”, el drama de la sacerdotisa de la Galia (Francia) cuya cultura adora.

Por otro lado tenemos a un infeliz hippie que ha apostado demasiado alto contra unos traficantes de Filadelfia junto a su novia, una embarazada, diplomada masajista y ferviente creyente de la teoría de la reencarnación, que dan un cierto brillo colorista como ex marido que anda con la hermana de Sally, a la acción que les lleva a una peligrosa aventura con la cocaína como eje de la trama. Es también la decadencia y la metamorfosis, pues el proceso de destrucción que antes apuntaba es doble: el de una ciudad y el de un hombre. El de Atlantic City, esa ciudad de New Jersey que quiere ser la prolongación de Las Vegas en Nevada, y sólo es una estación balnearia triste y anodina donde envejecen antiguos ganters y matones de medio pelo. Ciudad espejo del fútil y falso “sueño americano” que se consuela con ser sede anual del concurso de “Miss América”. Una urbe pasto de la ferocidad moderna, instalándose casinos, mientras los edificios históricos y señoriales son derruidos. Metamorfosis de un presente peor que el pasado y esa nostalgia es presentada en la figura de Lou por parte del cineasta, siendo un viejo y conmovedor truhán. Un coetáneo de Bugsy Siegel, del que presume conoció en la cárcel, un tipo mediocre con sueños de grandeza que sirve de gígolo y protector a la anciana esposa de un antiguo hampón.

“Atlantic City” es, además de una loa al pasado, un film amargo poblado de perdedores en busca de redención, Louis Malle nos ofrece una acuarela de personajes grises donde destaca Lou Paschall (un magistral Burt Lancaster), un tipo patético que aprovecha la última oportunidad que se le ofrece para realizar un gesto espectacular, reivindicándose como lo que le hubiera gustado ser ante sus conocidos e invitándonos a una reflexión sobre la vejez, los sueños perdidos y el inexorable paso del tiempo. Ubicando la acción dentro de un espacio geográfico que es una metáfora recurrente de nuestro viejo guardaespaldas, de modos y trajes anacrónicos, presumido e impenitente mentiroso. Todo este material es reciclado por Malle y su guionista cuya puesta en escena resulta extraña y fascinante a través de una confesión de amor imposible entre Lou y Sally, un punto de encuentro entre pasado y futuro. Gracias por seguir estas opiniones sugeridas por una apreciable cinta que se mantiene inalterable al tiempo y que nos regala uno de los últimos grandes trabajos de Lancaster.
EL ALBATROS
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