M, el Vampiro de Düseseldorf es de esas películas a las que te acercas sin una idea preconcebida, que mucha gente te dice que debes ver si o si, ya que es un clásico del cine a la altura de obras de los míticos John Ford o Elia Kazan.

Al principio puede dar cierto reparo ya que es una película de 1931 y no sabes muy bien a lo que te enfrentas, pero cuando arranca la película, te vas dando cuenta que estas ante una historia con una trama y un argumento realmente moderno para la época, unas situaciones, unos planos, unos personajes que le dan mil doscientas vueltas a la mayoría de "películas de culto" de la historia del cine moderno.

El fondo y la forma de la película es extraordinaria para la época en la que el director la filmó y los personajes están retratados de tal forma que rompe la pueril idea de buenos y malos que abunda en el cine clásico, incluso en el cine clásico más aplaudido de épocas posteriores a esta magnífica película.

Si, es una obra de obligada visión como El Acorazado Potemkim, como alguna película de Chaplin, películas que nos enseñan el origen del cine de alta calidad, el cine de las ideas, el cine original, el cine como arte de contar una historia, sorprender y hacer pensar.