Denis Villeneuve confirma su talento para el manejo de grandes producciones. Si con "Prisioneros" (2013) se posicionaba en esta línea, con "Sicario" (2015) la traspasa. El canadiense se aproxima al modelo de David Fincher y su cine comercial de autor, aunque cada uno lo desarrolla de una manera personal y diferenciada. Villeneuve es más denso y su estilo visual es menos llamativo. Su ritmo es más pausado, cauteloso, observador. El film avanza contundente, como pisadas de gigante hacia el lado oscuro de las fuerzas del orden que combaten el narcotráfico. La narración es seca y no excede en piruetas visuales, entregada a la tensión con estallidos de violencia muy puntuales. El fuera de campo domina los momentos más sugerentes y el aliento se hiela en su tramo final, cuando la película se desmarca como una obra portentosa.

Ésta, y otras críticas, en http://blogquenuncaestuvoalli.blogspot.com.es/