Everything everywhere all at once está dirigida por Dan Kwan y Daniel Scheinert, los Daniels. Carga a sus espaldas la trama de la película una Michelle Yeoh genial y, junto a ella, no menos acertados, su familia: Jonathan Ke Quan y Stephanie Hsu. Además, contamos con una Jamie Lee Curtis desenfadada y entregada a la causa. Y es que para Evelyn (Michelle Yeoh), eso de los multiversos le suena a chino, y nunca mejor dicho. Su mundo vive alrededor de los impuestos, de hacienda y de su lavandería. Lejos queda la felicidad con su marido y aceptar que su hija es mayor y puede decidir por sí misma. Finalmente, en la visita a su gestora de Hacienda, todo se romperá y deberá emprender una aventura que la llevará a salvar el mundo. Nada menos.

Y es que en TODO A LA VEZ EN TODAS PARTES ocurre precisamente eso. Una locura tras otra de multiversos a los que Michelle deberá acudir para aprender nuevas capacidades y enfrentarse a los peligros de su mundo. La genialidad de los Daniels a la hora de transportarla a esos mundos se disparata cuando vemos la de bizarradas que hacen unos y otros. Una carcajada tras otra ante el sinsentido al que nuestros ojos se enfrentan. El caos, la escatología y la bestialidad se entremezclan con la familia y el sentido de la vida. No es suficiente con un visionado para darse cuenta de todo, sino unos cuantos más. Lo que está claro es que no deja a nadie indiferente, ya sea para bien o para mal.

En definitiva, TODO A LA VEZ EN TODAS PARTES es una de las genialidades del año. Una sorpresa en forma de escatología, caos y descontrol que se ampara en un buen guion y en efectos especiales y coreografías de combate impresionante. El humor embarga la obra y seduce al espectador. Los habrá atrapados a la butaca, partiéndose el culo y aplaudiendo y, a su vez, otros que no darán crédito a lo que ven sus ojos. He aquí su grandeza. Ni se os ocurra perdérosla.