De amor y monstruos o Monster problems, está dirigida por Michael Matthews, quien escoge a Dylan O'Brien (El corredor del laberinto), para protagonizar una comedia apocalíptica que se basa en una aventura de supervivencia con tal de alcanzar el refugio en el que está su "novia" de hace siete años (Jessica Henwick). Durante ese viaje conocerá a un par de curioso supervivientes (Michael Rooker y Ariana Greenblatt), quienes le enseñarán lo que necesita para seguir respirando. Porque el protagonista es un patán de cuidado. Hacía de cocinero en su refugio y no servía para nada más que para la radio. Pero un día se harta, contacta con su pareja por radio y decide recorrer las 90 millas que les separan para encontrarse.

Lo que no sabe, o sí pero le da igual, es que por el camino se encontrará con especies de insectos mutantes. Hablamos de caracoles gigantes, larvas asesinas y todo tipo de bichos que han crecido de tal manera que ahora pasan a formar parte de lo alto de la cadena alimentaria, con el ser humano formando parte de su comida favorita. Pero el amor lo puede todo; el amor, buenos compañeros y su perro Boy, sin duda un gran valuarte en la película, pues aporta la dosis de carisma y dulzura que ningún romance podría darle jamás. Es muy valorable también el humor del que hace gala LOVE AND MONSTERS y, sobre todo, los efectos especiales para recrear los bichos que pueblan la Tierra. Sin embargo, el guion no es nada del otro mundo, un ir y venir poco elaborado que, sin embargo, quizás pueda seguir aprovechándose en una posible segunda parte.

En definitiva, LOVE AND MOSTERS es un divertimento. No tiene altas pretensiones, aunque a buen seguro ha sido una gran inversión. Los efectos especiales son de primer orden y los monstruos que aparecen en ella valen mucho la pena. Se desaprovecha el guion, pero el humor, el perro y su protagonista hacen que en conjunto sea muy divertida y entretenida. Además, rompe con aquello de que el apocalipsis son solo zombies, por lo que se agradece algo nuevo. No os la perdáis.