Jurassic World: Dominion está dirigida por Colin Trevorrow y se sitúa tras los acontecimientos de Jurassic World y Jurassic World: El reino caído. Estas fueron un blockbuster revitalizador que consiguió devolver el interés a los dinosaurios. Sin embargo, esta última película carece de humanidad, por así decirlo. Se centra en presentar a unos personajes que ya conocemos y que ni se esfuerzan por hacer evolucionar. A esto se le suma, y gracias de que aparecen, los antiguos protagonistas, encabezados por Laura Dern, Sam Neill y Jeff Goldblum. Sin duda, ellos son lo mejor, pero aun así acaban engullidos por todo tipo de dinosaurios y enfrentamientos sin ton ni son, dando protagonismo a lo visual por encima de lo humano.

Hay que hablar del montaje, pues existen cortes tremendos en los que tras dos segundo el mismo personaje aparece en otro lugar, bastante lejano además. Entendemos que el espectador debe imaginar el salto de tiempo, pero es especialmente absurdo. A eso se le añade el interés por plagiar elementos del primer Jurassic Park, de manera que hay repeticiones constantes que, por supuesto, no sorprenden al espectador. Hay elementos que añaden interés, sí, pero por normal general no hay esfuerzo en ir a más. Ahora los dinosaurios conviven con el resto de la humanidad, pero una empresa se dedica a hacer pruebas que arrasan los campos y amenazan con dar un vuelco a la Tierra. Después se entremezcla la genética y demás cosas que no interesan, porque al fin y al cabo lo único que se busca es que el espectador se entretenga. Y no lo consiguen.

En definitiva, JURASSIC WORLD: DOMINION es una rotunda decepción. Las dos primeras fueron buenas, ilusionantes, pero este cierre de trilogía desmerece el conjunto. Colin Trevorrow no ha estado a la altura y tampoco Chris Prat logra remontar, y eso que va bien acompañado por Dern, Neill y Goldblum. Es una pena, pero espero que no pretendan continuar con la saga.