Kimetsu No Yaiba: Mugen Ressha-Hen está dirigida por Haruo Sotozaki y está siendo todo un éxito de taquilla. Se coloca tras la primera temporada del anime Guardianes de la noche, concretamente cuando los protagonistas Tanjiro, Zenitsu e Inosuke tendrán que acompañar al Pilar de la Llama, Kyojuro Rengoku, en una misión para cazar a un demonio de rango inferior (Luna Inferior) que está haciendo de las suyas en un tren de larga distancia donde desaparecen pasajeros. Lógicamente, si no has visto la serie o has leído el manga (ya acabado, por cierto), no hace falta ni que vayas a verla, puesto que no la entenderás, aunque sí la disfrutarás por su calidad de la animación.

Y es que la animación es un deleite para la vista, sobre todo en las fases de combate, donde la luz y el color se abre paso a velocidades endiabladas. La banda sonora también es destacable. Pero el carisma del pilar de la llama de lleva la palma, sin duda. Se desaprovecha a Zenitsu e Inosuke, pero Kyojuro y, lógicamente su protagonista, Tanjiro, logran sustentar el peso dramático de la película. Porque a pesar de que exite mucha acción, también hay drama en buenas dosis, sobre todo en un final vibrante y apoteósico para fans que se han quedado en el anime y no han seguido más allá en el Manga.

En definitiva, GUARDIANES DE LA NOCHE: TREN INFINITO es una bella obra visual de la animación japonesa, pero está lejos de ser comparable a grandes del cine japonés de Estudio Ghibli y muchas más. Aprovecha el fenómeno fan, al igual que Dragon Ball o Detective Conan, cosa más que plausible, porque abre la puerta a que sigan llegando más del estilo. Desde luego, si tratan con tanto mimo la animación y la cuidan el conjunto, son bienvenidas. Solo disfrutable para los fans.