Wes Anderson nos presenta una interesante propuesta dentro del cine de animación muy diferente a lo que se está haciendo en el cine actual. Técnicamente perfecta, música sobresaliente (recuerda mucho a la de Zatoichi).
Merece la pena verla en versión original para apreciar la interpretación de los actores.

La pega que tiene esta película es que se va haciendo pesada a medida que avanza la historia y al final acaba siendo un poco larga. Le faltan más puntos del humor característico de los otros films del director.
Metáfora de la sociedad actual y de lo fácil que resulta manipular al pueblo cuando controlas la información...

No es su mejor obra, pero mantiene coherencia y continua siendo un artista al que no hay que perderle la pista.