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Voto de Kasanovic:
8
Comedia. Drama En Nueva York, dos matrimonios se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados... Adaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. (FILMAFFINITY)
1 de febrero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un niño golpea salvajemente en el rostro a un compañero, causándole la rotura de varios dientes. Los padres y madres de ambos se reúnen para tratar la situación y llegar a un acuerdo para que sus hijos hagan las paces. Todo parece discurrir de una manera adecuada y elegante, pero pronto comienzan a surgir las diferencias…

Así es Un dios salvaje, la última obra de Roman Polanski. El argumento puede sonar a algo demasiado básico, pero lo cierto es que todo está desarrollado bajo la magistral mano de un director que ha conseguido armar una representación brutal de lo que es realmente el ser humano. El diálogo es aquí la pieza fundamental de la obra, y por ese motivo Polanski se rodea de cuatro magos de la interpretación. Entre ellos sobresale Christoph Waltz, que aporta una dosis de humor ácido vital para la película, aunque hay que reconocer que posee el mejor papel de todos. Lo contrario parece ocurrirle a Jodie Foster, al principio correcta, pero cuyo papel la va desbordando poco a poco hasta tal punto de cuajar una actuación ligeramente histriónica. Kate Winslet tampoco deslumbra como en otras películas, pero cumple sobradamente con su tarea. John C. Reilly está realmente extraordinario, desmarcándose de la etiqueta de actor secundario que por siempre se le ha atribuido.

Los cuatro actores realmente parecen sacados de la vida cotidiana, pero poco a poco iremos descubriendo que bajo esa aparente careta de cortesía van evolucionando hasta resultar peores que sus propios hijos. La película se va desarrollando sin artificios, algo que tiene mucho mérito teniendo en cuenta que toda la acción se desarrolla en una misma habitación. El metraje, aunque aparentemente pueda parecer corto, es el ideal para la obra, ya que ésta cesa justo cuando podría haber empezado a aburrir.

Hay quien verá en Un dios salvaje un mero intento de acercarse a otras obras como 12 hombres sin piedad o, más profundamente, El ángel exterminador. Sin embargo, Polanski ha logrado construir un producto con vida propia, que no necesita de excusas para mantener durante más de una hora a cuatro personas hablando en una misma habitación. En ningún momento tenemos un momento de respiro, siempre hay algo interesante que ver o que escuchar en pantalla.

Lamentablemente, Polanski se ha visto forzado a rodar Un dios salvaje en Francia, a pesar de estar ambientada en Nueva York. Los problemas legales no cesan para un director cuya película se va a ver privada de premios y reconocimientos que sin duda merecería en caso de no existir esta traba que lleva arrastrando toda su carrera. Pero si dejamos de un lado su vida personal, lo cierto es que Polanski ha conseguido elaborar una de las mejores películas de 2011, algo difícil teniendo en cuenta que siempre es complicado llevar una obra de teatro a la gran pantalla. Pero él, junto a sus cuatro colosos de la interpretación, lo ha conseguido.
Kasanovic
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