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Voto de Kasanovic:
8
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al arrancar el pasado Festival de Cannes, Lars von Trier sorprendía (o no) a medio mundo con unas declaraciones en las que manifestaba abiertamente su simpatía hacia Adolf Hitler. Con la polémica generada y su posterior descalificación del concurso, poco o nada se habló de lo que a todos concernía: su última obra, Melancolía.

Y es que la extravagante personalidad del director danés parece reflejarse a pies juntillas en los argumentos de sus películas. En Dogville, su obra cumbre hasta el momento, ya demostraba su desconfianza en la figura del ser humano mediante un drama psicológico fuertemente atado en su guión. Anticristo, pese a sus altibajos, también dejaba entrever que algo no funcionaba en el cerebro de las personas. Pero en la obra que nos atañe el asunto ya es algo más serio: La Tierra se ve amenazada por el planeta Melancolía, y por ende la civilización humana corre serio riesgo de aparecer. Los cinco primeros minutos nos dejan claro el final, y sin embargo durante las últimas tomas de la película, von Trier consigue que se nos forme un nudo en la garganta ante tan angustiosa situación.

Quitando la mencionada escena inicial, lo cierto es que durante la primera mitad de la cinta no se nos ofrece plano alguno del planeta. Von Trier se centra plenamente en describirnos la feliz boda de Justine y Michael, rodeados de unos familiares que no parecen tal cosa, ya que cada uno representa un estilo personal de lo más variopinto. Asistimos sin embargo, y a pesar del distendido ambiente, a la progresiva destrucción de Justine, que en principio nos hará meditar, pero que en la segunda parte de la cinta quedará plenamente explicado.

La solidez del guión es, precisamente, el punto clave de la obra. Hay quien dijo que la fortaleza de una película reside en que el director y el guionista sean la misma persona. Von Trier parece haberse tomado esto a rajatabla, ya que ha escrito todas y cada una de sus películas. Melancolía no ofrece apenas resquicios en los que colarse, más allá de las interpretaciones que cada uno quiera dar al fenómeno científico que constituye el eje del filme. El director danés se ha preocupado de dotar a su película de un alma y ritmo propios, y las escenas van danzando una detrás de otra sin que de la sensación de habernos perdido nada.

Como apunte final, hay que señalar que Dunst está casi perfecta en su papel, lo que confirma nuevamente que es la película la que engrandece a los actores y no al revés. El plantel de secundarios del que se ha dotado von Trier también es realmente fascinante: Hurt, Skarsgård, Sutherland, Gainsbourg… Todos ellos, tal y como acostumbran, están sublimes.
Kasanovic
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