Es atípica por el tipo de amor que trata, por la forma como lo trata y, sobre todo, porque evita y rehuye todo el archi-conocido estilo de hacer cine americano. Para nada se parece a una película USA: no hay buenos y malos, no hay persecuciones, no hay tiros (¡y es un western!), los rodeos no son nada épico, sin vengadores y sin tipos duros...
Confieso que he ido a ver la película con ciertos prejuicios y confieso también que no me siento cómodo con escenas de homosexualidad filmada. Pero he salido satisfecho y admiro el coraje de los productores para presentar un producto así. Además es una película con personajes coherentes, lógica en su desarrollo y redonda, ligando muy bien los detalles y pistas que va soltando. La fotografía me pareció sensacional. Tal vez hubiera mejorado si lograra transmitir más emocion.
Recomendable para mentes abiertas y sensibles. Absténganse los “machos” y los que solo ven cine de acción; éstos últimos seguro que la van a encontrar “lenta”.