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Voto de Estanis Bañuelos:
3
Drama Un día en la vida de Monsieur Oscar: un hombre que se traslada, en una lujosa limusina blanca conducida por Céline, de trabajo en trabajo. Para cada uno de ellos adopta una nueva personalidad: mendigo, monstruo, asesino, padre de familia... (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película puede ser recordada bien por su guión o bien por su imagen audiovisual. El buen cine consigue las dos cosas. Holy Motors no.

El último film de Leos Carax será recordado por sus fuertes e impactantes imágenes y, ya sea para bien o para mal, será difícil de olvidar. Tan solo hace falta el fascinante inicio de la cinta, en la que el director se encuentra encerrado junto a su perro, en una oscura y extraña habitación bajo el gorjeo de las gaviotas. La puerta de emergencia da al palco de una sala de cine y muestra cómo pretende hacer sentir al espectador: atrapado en una sala sin poder salir, a la espera del fin de la película. Un perro enorme y negro, se pasea entre las butacas impresionando a todas esas cabezas iluminadas por la pantalla. La provocación del director, se encuentra aún en el principio. La muestra de las múltiples facetas de su protagonista, paseando por calles de una París sombría, permanecerá en la cabeza de muchos. Sin embargo, bajo los rostros del actor Denis Lavant, se esconde una historia que no puede entenderse como tal.

Bajo la estructura en actos de un film que transcurre en un día, Holy Motors, muestra a un protagonista que tiene una identidad completamente distinta en cada una de las vidas que interpreta. Encarna personajes de asesino, mendigo, ejecutivo, monstruo, padre de familia, como si se tratase de la realización de muchas películas dentro de una misma, en la que en cada secuencia es un personaje con una nueva vida. Sin embargo, no estamos ante una película que nos muestre como se rueda otra, sino en un una obra que ni siquiera es metáfora de nada. Es simplemente, la puntual descripción de un periodo de tiempo en el que no se entiende lo más mínimo, quizá como la vida misma. Por ello, este film es como un cuadro abstracto. No sigue los decanos de un guión y como consecuencia, parece un espacio en el que todo tiene cabida.

Así pues, Holy Motors es un ejercicio que parece un poema libre, en el que el surrealismo puede parecer demencia. Una sucesión de interpretaciones mutantes pero que no consiguen continuidad en la película. Convirtiendo el film en pesado y difícil de seguir hasta el final.
Estanis Bañuelos
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