Me causan gracia los múltiples nombres que ha recibido esta obra: en inglés y por ende título original "Marvin's room". En Argentina: "Reencuentro". En México: "La sangre que nos une" (?), y en España: "La habitación de Marvin"... el único país que optó por la traducción y no por el cambio.

Bien, la verdad es un producto ni tan tan ni muy muy. Es decir, no me parece mala pero tampoco es un clásico inolvidable o que tenga que considerarla infravalorada. Es una cinta que poca gente ha visto y es lógico que sea tan desconocida porque en su momento no impactó, y hoy por hoy menos cabida tiene. De hecho yo me enteré de su existencia de pura casualidad y la vi atraída por el elenco: Meryl Streep y Diane Keaton (las reinas absolutas de la función), Leonardo DiCaprio joven, guapo, brillante como siempre, y al gran Robert De Niro que siempre ha sido una máquina de trabajar y aunque aquí posee un rol secundario, lo cierto es que ahí estuvo además ejerciendo como productor.
La dirección es correcta pero poco ambiciosa. Cumple en su afán de no resultar teatralizada pero no destaca, es muy amateur o así me lo pareció a mi. Debe ser por eso que muchos la tildan de telefilme. Y hay que tener en cuenta que el encargado fue Jerry Zacks... o sea un desconocido totalmente.
La trama es típica quizás pero no tanto como puede parecer al leer la sinopsis. De hecho yo estaba esperando un desenlace que sería el común en estas historias pero no sucedió.

No me reí demasiado con sus toques humorísticos ni he llorado. No me ha emocionado pero lo agradezco. Los melodramas tienden a ser muy manipuladores y en este caso afortunadamente nadie la juega de víctima. Todos los personajes tienen sus imperfecciones, y la historia es muy realista y cotidiana. En sus 91 minutos, se juegan las cartas y para la conclusión ya sabemos lo que ocurrirá aunque no se muestre en pantalla... todo llevará a ello pero ha valido la pena el reencuentro familiar.

En fin, para concluir, la recomiendo y me ha gustado bastante.