Llegué a esta película de purísima casualidad y pensé que me podía encantar por las reseñas que leí en esta misma web, donde hablan de "Shirley Valentine" con tanto fervor como si de una auténtica joya se tratara, y la verdad me pegué un chasco.

De Lewis Gilbert yo solamente había visto "Alfie" (1966), que me parece buenísima. Y creo que hasta la cinta en cuestión, no me había tropezado con otros filmes de este director muy prolífico, por cierto, y que falleció en 2018 a la edad de 97 años.

La historia es simple, y eso a mi de entrada me gusta. La vida de ama de casa es como lo describe la película, y quién no querría irse y desaparecer del mapa... especialmente cuando la mujer llega a determinada edad, que los hijos ya se han ido de casa y ella sigue limpiando, cocinando, lavando y nada más que eso. Para contar esta historia Gilbert opta por el monólogo constante, es decir, la protagonista rompe la cuarta pared y nos habla a los espectadores durante casi todo el metraje. Agrega flashbacks para retrotraerse a la adolescencia de Shirley, esa parte es la que menos me interesó, y la cinta despega una vez que la prota llega a Grecia, en mi humilde opinión. Todo lo anterior no me enganchó para nada.
El resto de personajes son arquetipos, muy simplones y efectistas para que destaque Shirley por sobre los demás y para aportar los toques de comedia que tiene porque ante todo, se trata de una comedia.

Para pasar una tarde está. Pero no es nada memorable.