Que ya es decir. Pues ahora toca una corta:

Blockbuster de primera. Sí, Batman, a pesar de todo, es un blockbuster puro y duro. Cine comercial. Ni su calidad ni su filosofía la salvan de ello. Pero Nolan nos vende un blockbuster maduro, fantástico; donde los personajes no son simples héroes de cómic ni maniqueos, si no que tienen sus razones, principios y motivaciones. Un thriller complejo, hilado con precisión de francotirador. Dirigida por un Nolan, pletórico, que realiza sobresalientemente dos horas y media de lección de buen cine comercial, de ritmo, de cómo no joderla con presupuestos multimillonarios. Un guión perfectamente pensado, que mezcla en su justa medida diferentes ingredientes con intelecto para dejar a crítica y público satisfechos. La única pega es que nos hacen trampas, sí, el Joker puede conseguir todo lo que quiera cuando le de la gana, sin importar la lógica. Y también hay algún par de fallos: ¿Batman es un justiciero que se carga coches de la gente sin tener necesidad de ello? ¿Para qué cojones se viste el Joker de enfermera? Entre otras cosas.
Heath Ledger hace un papel inolvidable. Uno de los mejores villanos del cine. Él solito eclipsa a Freeman y a Caine, junto con el resto del reparto. Hace de su personaje uno de esos cuya presencia en pantalla engrandece la película. Y se rodea de un elenco que supera con creces lo correcto.

Tremenda.