Como bien apunta el crítico de la ficha técnica, La ventana indiscreta tiene una realización impecable y es el trabajo de Hitchcock, con inestimable ayuda del encargado de la fotografía, lo que mayor valor tiene en esta obra. La narración es tremenda, y la la técnica controla todopoderosamente imagen y sonido.

Lástima que el material con el que juega Hitchcock, el guión, presente, entre muchos aciertos (como sus chispeantes diálogos y personajes) alguna que otra falla (sin ser de gravedad, como acredita la opinión pública). Se trata de una historia destinada al suspense puro y en sí mismo, dejando de lado ingredientes argumentales de forma arbitrariamente errónea. Es decir, que en Los Pájaros había suspense porque sí, pero la peli iba de pájaros que se volvían malos porque sí, y nada más importa.

Pero aquí el guionista empieza a meter detalles (léase "pruebas" que sustentan la "paranoia" del protagonista) que justifican el desarrollo de la trama hasta que, completado este, se desechan (algunos de ellos). Falta de respeto.

Da igual (es decir, se soporta bien, bien). El in crescendo es impagable y su culmen memorable. Por culmen se entiende esa desafortunada respuesta al teléfono, y no la subsecuente gilipollez/curiosidad/wtf que da lugar al título de la crítica.

Falta añadir que La ventana indiscreta, en estos tiempos que corren, se revaloriza como prueba de lo irresistible que puede ser el cotilleo, lo vulnerables que somos a él, y el punto hasta el que nuestra vida diaria se basa en él. En fin, esto sólo lo digo para que veáis lo reflexivo que soy, pero no tiene importancia.